Por: Max Espinal. 

En las instalaciones de la Galería Pancho Fierro se exhibe actualmente una serie de grabados inéditos que pertenecen a uno de los artistas más representativos y famosos a nivel mundial: Pablo Picasso. Dicha muestra, titulada: “Picasso. El entierro del conde de Orgaz y la flauta doble”, ha llegado a nuestra capital como parte de las actividades de difusión cultural que la Fundación Universitaria Iberoamericana (FUNIBER) viene realizando dentro de nuestro país desde el año 2012.

En esta ocasión, las dos series expuestas divergen una de la otra en el ámbito formal. Por un lado, la serie de “La flauta doble”, refleja aquella tendencia figurativa que Picasso mostró por varios años desde sus inicios como artista hasta el giro que tomaron sus trazos hacia el famoso cubismo; lo cual denota un proceso dinámico, una búsqueda que desemboca en un estilo particular, que a pesar de las diferencias, no abandona aquellas experiencias asimiladas durante el paso del tiempo.

Por el contrario, la serie “El entierro del conde de Orgaz”, evidencia unas características distintas, la representación de la realidad ya no roza lo figurativo sino que se ve inmerso en una simplificación de la forma, de la línea y el color. Aquí los cuerpos se muestran con mayor desproporción y descomposición, los fondos son siluetas delineadas; es así que, aquellos trazos que los conforman, plasman una reinterpretación de la realidad.

“El entierro del conde de Orgaz”, es un tema realizado cuatro siglos antes por el artista El Greco; quien trabajó durante varios años en la localidad de Toledo, España. Es allí donde Picasso estudiaría esta obra de manera detallada, y antes de la realización de la serie homónima, el artista español realizaría una serie de obras relacionadas con la muerte de su amigo Carlos Casagemas. Comparando al precedente artístico con la creación de Picasso podemos encontrar diferencias muy notorias, tanto en el ámbito formal como en el discursivo: Por una parte, Picasso simplifica todas las formas de la realidad a simples trazos, alejándose totalmente de la pintura de El Greco. A su vez, el contexto es distinto, Picasso pinta por propia voluntad, reflejando el impacto de la muerte de su amigo, mientras que El Greco, pinta por encargo de Don Andrés Núñez de Madrid; en conclusión, la imagen del artífice también cambió durante el lapso temporal que separa a los dos artistas.  

Asimismo, con esta serie, Picasso nos enseña aquella parte de su obra que se encontraba influenciada por la tendencia del surrealismo, la cual no opacó las características del particular cubismo, sino por el contrario se conjugó con ellas para llevarla hacia una individualidad. Pero, si bien el influjo del surrealismo llegó hasta el artista español, no fue el único precedente que Picasso tuvo en esta serie, según el investigador, Federico Fernández Díez, un personaje de la misma nacionalidad se mostraría más explícito: “La serie de Picasso sobre El entierro del conde de Orgaz nos remite de nuevo a Goya y evidencia influencias diferentes a las que tuvo Dalí […] Esta técnica será en Picasso una apropiación del automatismo surrealista derivado de “los disparates” goyescos, explotando de forma reiterada el efecto del rostro múltiple omnipresente en esa serie de Goya. Rostro múltiple que es una constante picassiana en gran parte de su obra”.

Para finalizar, si bien la muestra intenta rescatar aquella parte onírica que Picasso muestra en su quehacer artístico, también resalta aquella característica que el artista español siempre ha reflejado: la imaginación.

La muestra puede apreciarse en:

Galería Municipal de Arte Pancho Fierro.

Lugar: Pasaje Santa Rosa 114, Centro Histórico de Lima.

Horario: de martes a domingo de 10:00 a.m. a 8:00 p.m.

Hasta el 5 de Marzo.

Ingreso libre. (Recomendado para mayores de 18 años)