Por: Kenida Paquiyauri y Natalia Malpartida.  

Imagina que estás en el Parque Grau, que es un poco más de las cinco de la tarde, aunque sin llegar a ser las seis, que el sol ha comenzado a ocultarse y que ese frío del malecón de Miraflores te obliga a abrigarte porque no es una opción abandonar tremendo paisaje solo para buscar calor. Olvida por un instante que estás solo, sin darte cuenta, todo un distrito, error, más bien gente de todo Lima con gustos afines a los tuyos te rodea, una noche mágica está a punto de comenzar.

foto por: kenida paquiyauri.

Todos estamos ahí por una misma razón, La noche de las galerías, una actividad organizada por la Municipalidad de Miraflores y Espacio La Sala, en donde, por lo que sabemos hasta el momento, veinticinco espacios entre galerías, centros culturales y escuelas de arte abrirán sus puertas al mismo tiempo y ofrecerán al público diversas actividades. Todos conversan, parece ser que habrá exposiciones, proyecciones, performances, conversatorios y muralizaciones en vivo.

La noche queda inaugurada

Aparecen en escena Amelia Sandoval y Andrea Solorzano. Bailan, y mientras lo hacen, la comparsa de demonios de “La casa del árbol” interactúa con el público, nadie se salva, todos somos parte de la primera edición de este evento. Se hacen presentes los representantes de la municipalidad y también algunos representantes de los espacios que albergarán a toda la comuna miraflorina en esta noche. Mientras pintan tres murales a nuestra izquierda, prestamos atención a la ceremonia como podemos, les digo esto porque a donde giramos vemos gente bailando, actuando, pintando, ARTEando si cabe la palabra.  

“Esta iniciativa busca acercar a la gente a esos espacios de arte que están ubicados cerca a nuestras casas, a nuestro barrio, pero no es generalizada la costumbre de visitar galerías de arte. Queremos que la gente conozca este circuito, conozca la oferta cultural de Miraflores y poco a poco ir generando nuevas rutas, nuevas formas de ir conociendo la ciudad y acercarnos más a las propuestas actuales de arte que se presentan en nuestro distrito” comentan y parecemos ser las únicas en la que esta frase cala.

Por un momento caemos en cuenta de que hemos recorrido casi todo Lima para poder ser parte de un evento como este, pero ¿acaso en nuestros distritos no hay producción cultural?, no tenemos una respuesta, quizá no, quizá sí y lo ignoramos. Volvemos a la realidad y oimos a Casia Málaga, gerenta de Cultura y Turismo de Miraflores, compartir con todos nosotros de forma muy sentimental que la vida cultural y la experiencia artística debe ser parte de la formación de niños y jóvenes como personas creativas, libres, capaces de enfrentar los retos contemporáneos. La ceremonia se da por terminada y todos emprenden caminos diferentes, son tres las rutas para esta noche.

La ruta Nº 1, sí o sí, tienes que hacerla en coche, es la más larga de todas, junta a todos los locales de arte cercanos al Circuito de Playas. Por el contrario, si eres de los que prefieren caminar, te recomendamos la ruta Nº 2, está ubicada en el centro del distrito y puedes ir caminando de un local a otro sin alejarte mucho de las avenidas grandes para no perderte. Finalmente, la ruta Nº 3, está ubicado al norte, igual que la 2, los locales son muy cercanos entre sí, pero tienes el plus de tener la estación del Metropolitano a un paso si es que, como nosotros, vives un poco lejos de Miraflores.

A pie por el centro de Miraflores

Tomamos una decisión rápida y en poco tiempo llegamos a Zhimpa Tatoo, la primera parada de la ruta Nº 2. No necesitamos buscar mucho, no solo es el banner el que nos ubica, vemos a lo lejos también a Daniel Cortéz pintando un mural de arte urbano. Subimos a la segunda planta y nos reciben un collage de obras con temáticas variadas. Vemos demonios por una parte, flores por otra, vemos por ejemplo a Eleven, ya saben la protagonista de Stranger Things. Un gran mural gana la atención de muchos, otros se disponen a adquirir alguna de las prendas que tienen en venta, algunos incluso comentan que sería bueno tatuarse. Sin dudas, un gran inicio. 

Seguimos la ruta emprendida y sin darnos cuenta habíamos llegado ya al Centro Cultural Ricardo Palma. Nos introducimos en la Sala 770 y fuimos espectadores de una actividad poco usual, una muestra de detección de movimiento, es decir, de alguna forma una máquina detecta las ondas que emitimos y las proyecta en una pantalla por medio de luces. Pueden solo moverse, sin embargo, Michael Hurtado, el artista, nos propone incluso bailar, y así lo hacemos, todos ríen, sobre todo los más chicos. Una muestra que busca la interacción del público con la pieza de arte, y que sin duda lo logra, queda recomendada a más no poder.

El performance a cargo de Ana Zavala nos acoge y envuelve en “Pharmakon”, exposición referida a la dualidad entre la enfermedad y la sanación, temas siempre presente en la vida de Chio Flores, la autora de dicha exhibición. Una vez todos reunidos en forma de media luna, las luces se apagan y el ritual de curación empieza. Todos desencajados recibimos un puñado de coca como símbolo de respeto a la pachamama y a los apus. El silencio se siente en la Sala Raúl Porras Barrenechea y boquiabiertos admiramos el rito que es acompañado por una mezcla de olores medicinales andinos, principalmente, hierba luisa, ruda, ajenjo e hinojo.

Casi para finalizar el recorrido de la sala, en una esquina, había un recipiente con remedios fusionados que es cogido por la interpretante de performance y se enjuaga con un trapo, el cual pasaba por sus lugares de dolencias. Después de purificarse con las medicinas naturales recorre toda la sala sacudiendo el recipiente y se acerca a los asistentes para que formen parte del ritual, y sientan la efectividad que tiene aquella preparación con tan solo olfatearlo. Retroceden algunos ante tan extraño olor, mientras otros se mantienen firmes en sus posiciones sin mostrar incomodidad, cierran los ojos para llenarse de buenas vibras y que recaiga sobre ellos la bendición de la madre naturaleza. Poco después, la intérprete sale a los exteriores del establecimiento y logra verter el contenido del envase en un árbol.

El último aliento

Ya era tarde y transitaban poco carros para regresar a casa, pero las ganas de seguir aprendiendo de nuestro Perú nos motivó a persistir con la ruta abordada. La Galería John Harriman del Centro Cultural Peruano Británico nos abre sus puertas con la exposición “En el país de las amazonas. 150 años de fotografía”. Entre instantáneas, retratos y postales nos sumergimos para conocer un poco más de la misticidad, la historia y costumbres de la región amazónica. Ciento cincuenta años de práctica de fotografía son los que nos evocan a la memoria amazónica en su máximo esplendor, sin discriminar, tanto lo bueno como lo malo, las riquezas, su cultura y su naturaleza.  

foto por: kenida paquiyauri.

Christian Bendayán y Manuel Cornejo, curadores de la muestra, nos reciben con los brazos abiertos para darnos una visita guiada de la exhibición. De manera amable pide que nos reunamos para iniciar el viaje hacia la época del caucho en la Amazonía y el relato de su gente a través de fotografías hasta lo más reciente. Las fotografías más añejas y vetustas que se encuentran en la galería son de las comisiones exploratorias que fueron promovidas por el gobierno de Ramón Castilla, finalizando la década de 1860. Cornejo nos comentó que durante este periodo era muy común que se retratara a los indígenas. Sin embargo, no todo era visto así siempre, por lo contrario, se notó con el cambio de mirada que se les dio, de exotización a erotización.

Hasta una próxima edición, buenas noches
Ha sido suficiente por hoy, ya no tenemos fuerzas, bueno, quizá sí, pero solo para emprender un último esfuerzo que nos permita llegar a la estación del Metropolitano más cercana y así cruzar Lima una vez más. Es satisfactorio, y aunque seguimos con ganas de más, muchos de los eventos continuarán abiertos durante el mes de mayo. Así llega su fin para nosotros La noche de las galerías, aunque no sea más que un nombre inmenso, si algo nos consuela es que tenemos muchas galerías para recorrer durante las tantas noches en las que el único lugar donde encontrarnos sea el arte.