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detalle de Mujeres VI/1969/Óleo sobre tela/73x92 cm/foto por: robert laime.

Joan Miró: Cosmovisión, símbolos y colores

Acerca de la exposición “Miró: la experiencia de mirar”.

Publicado: 2018-04-28

Por: Lourdes Huyra

El Museo de Arte de Lima (MALI) y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía presentan la exposición temporal “Miró: la experiencia de mirar”, la cual nos ofrece 50 obras entre esculturas, dibujos y pinturas en mediano y gran formato, de uno de los artistas más influyentes del siglo XX, Joan Miró. A su vez, por medio de su producción artística podemos sumergirnos en sus diversos paisajes emocionales con un lenguaje propio basado en símbolos y colores puros.

Detalle de Mujer, pájaro y estrella (Homenaje a Pablo Picasso)/15 febrero 1966/3-8 abril 1973/
Óleo sobre tela/245x170 cm/foto por: robert laime.

Bajo la curaduría de Carmen Fernández Aparicio, la muestra cuenta con una selección representativa de 18 pinturas, 6 dibujos en gran formato y 26 esculturas que reflejan el trabajo constante de sus últimos veinte años, entre 1963 y 1981, el cual lo define como el artista pionero del arte moderno en la vertiente visual del Surrealismo; logrando así unificar varios aspectos del entorno natural y social con la búsqueda incesante de una obra íntegra y pura.

“Miró: la experiencia de mirar” permite introducirnos hacia la renovación de un nuevo lenguaje personal del artista como pintor, siendo el trabajo directo en el lienzo lo que definirá su etapa final. Así mismo, será en esta etapa que logrará superar la realidad, simplificando tanto la forma como el color para luego construir un lenguaje esencial tomando como referencia la naturaleza para convertirla finalmente en materia y signo.

Miró y Sert, la construcción de un sueño y el inicio de un nuevo lenguaje

Tras el acontecimiento de la Segunda Guerra Mundial, Joan Miró se vio obligado a recluirse en la isla de Mallorca desde 1956 hasta su muerte; siendo Sert quién diseñará desde EE.UU el taller para su amigo Miró, logrando así cumplir un viejo sueño del artista que consistía en trabajar en un espacio amplio para realizar obras de grandes formatos.[1]

A raíz de ello, Miró trabajará en su taller como centro de experimentación cuyo espacio se convertirá en su refugio interno, permitiéndole explorar con sus propios materiales y el dominio de grandes superficies de color; siendo en los años 60 que Miró construirá un estilo espontáneo, pues “[...] la representación cede ante la pulsión subjetiva, sugerida a menudo por la materia y los utensilios que usa. Se inspira en el expresionismo abstracto norteamericano, en especial de Pollock y en la caligrafía oriental”.[2]

En pintura tenemos como ejemplo a “Personaje delante de un paisaje” (1963) cuyas formas de la realidad ha sido reducido hacia líneas simples con un lenguaje libre y una construcción de espacio con influencia de técnicas orientales, específicamente de Japón. Los colores aplicados son sencillos, predominando entre ellos el color negro; a su vez se complementa con la simplificación de sus signos manejados por la corriente abstracta.

En cuanto a la escultura, “la decantación de su estilo es completa y definitiva”.[3] Por ejemplo en “Figura” (1969) obra realizada en bronce patinado se podrá apreciar diversos materiales, lo cual permitirá al artista por medio del ensamblaje cultivar una reflexión sobre los objetos hallados dentro de su taller, obteniendo de ello diferentes texturas y matices.

Colores y símbolos, una obsesión por los códigos

Rojo, azul, verde, amarillo o negro son los testigos cromáticos en la evolución artística de Miró; encontrando en cada uno de ellos un significado, lo subjetivo se vuelve trascendente a la realidad y la realidad es un espacio efímero. Este juego constante que realiza Miró en sus obras, a partir de sus trazos y variedad cromática, atrae a primera vista siendo muchas veces confundida como creaciones infantiles.

MUJER EN TRANCE POR LA HUÍDA DE LAS ESTRELLAS FUGACES/1969/ACRÍLICO SOBRE TELA/195X130 CM.
FOTO POR: ROBERT LAIME.

Pero, la diferencia radica en que Miró realiza diversos conceptos cósmicos a partir de símbolos que exigen una mayor atención. Por ejemplo, en la obra “Mujer en trance por la huida de las estrellas fugaces” (1969) se puede observar que el color predominante es el negro, acompañado del amarillo, rojo y una mancha azul. Aquellos enigmas que encierran su composición rompen con la realidad y la transforma en un espacio utópico que esconde otra realidad, haciendo muchas veces alusión a la madre tierra o a la fertilidad.

“Nuestro artista descubrió, también, que, en la esencialidad, aparentemente, carente del negro se alimentarían la luz y todos sus retoños, los colores. O como bien dice otro catalán: El negro (en Miró) es el color de la noche, el momento de la germinación lenta, soterrada, casi imperceptible de la vida”.[4]

Paisaje/1974/Acrílico y tiza sobre tela/244x171, 5 cm.
foto por: robert laime.

De esta manera, se puede observar la fuerza del color negro presente en sus obras; siendo el amarillo, el fondo blanco, el rojo y el azul los colores de luz. Otro ejemplo, “Paisaje” de 1974 se aprecian los mismos colores, teniendo al azul como “símbolo de las posibilidades insondables del espíritu humano”[5] que según Rovira “[...] equivale al cielo y pone en evidencia la maravillosa vastedad del cosmos que ensancha, sin límites, el campo de la acción humana”[6] y al rojo como la energía que “multiplica y mantiene todas las formas vivientes”.[7]

Personaje y pájaro/1968/Bronce patinado. Fundición a la cera perdida/103x60x21, 5 cm.
foto por: robert laime.

Por otro lado, la estrella como símbolo preferente y el círculo, serán el prototipo ancestral que Miró resaltará en sus composiciones; así se aprecia en la escultura “Personaje y pájaro” (1968) que tiene como elemento la estrella de ocho puntas, vista desde el reverso de la escultura, simboliza la conexión con los humanos desde una elección divina, “al darle una figuración cruciforme”[8]. Ello se complementa con el círculo, figura que representa el equilibrio que concentra la energía de la luz, pues radica en “[...] la fuerza germinativa de la vida y es […] poder y deber humano de conciliar los dos mundos: material y espiritual”.[9]

Otro detalle se concentra en el pájaro que aparece “[...] como la pieza que religa los humanos con la inmensidad del cosmos […] el elemento de conexión entre los hombres y la divinidad”.[10] Por ello, el mundo creado por Miró sustrae la energía propia de la vida y la convierte en una entidad autónoma que romperá con la tradición antigua de la pintura para darle un sentido ancestral a través de sus objetos.

Una mujer, un pájaro y una estrella entre el universo de Miró

No es nada sencillo poder sintetizar el lenguaje plástico de Miró, pero tomemos como referencia el impacto y la atracción por la naturaleza, el universo y el mundo real plasmado en sus lienzos. Partiendo de allí, nos va a permitir apreciar aún más cada detalle y a su vez, la complementación de sus colores puros como riqueza poética enviada desde el cosmos.

Mujer, pájaro y estrella (Homenaje a Pablo Picasso)/15 febrero 1966/3-8 abril 1973/Óleo sobre tela/245x170 cm.
foto por: robert laime.

En “Mujer, pájaro y estrella” (1966-73) pintura en óleo, se observa sobre un fondo la composición de tres figuras esenciales en la simbología de Miró: “la mujer, que alude al vínculo del ser humano con las raíces de la tierra, junto al pájaro y la estrella, que simbolizan la tracción poética y espiritual” que en un proceso observador el personaje transmite “[...] una gran serenidad gracias a sus formas predominantes circulares y el equilibrio de sus partes”.[12]

DETALLE DE MUJER, PÁJARO Y ESTRELLA (HOMENAJE A PABLO PICASSO)/15 FEBRERO 1966/3-8 ABRIL 1973/
ÓLEO SOBRE TELA/245X170 CM/FOTO POR: ROBERT LAIME.

Así mismo, la obra está caracterizada por manejar el uso de colores en tonos fríos y cálidos que juegan en toda la escena sobre las composiciones geométricas; destacando así las líneas y curvas libres que transmiten sensibilidad y frescura. Muy diferente a su obra “Personaje, pájaros” (1974) en la cual, a través de líneas muy gruesas concibe a un ser que se sumerge por la explosión del caos cromático; impactando aún más su creación.

“Un personaje se yergue contra el cielo en llamas rojizas y amarillentas, con dos pájaros que surgen de su cuerpo como vástagos”.[13]

En su obra “Personajes, pájaros, constelaciones” (1976) los colores están dispersos en todo el espacio entre líneas, puntos y manchas; aludiendo al cielo infinito que se conecta con los seres humanos por medio de figuras espaciales. Algo parecido en su obra “Cabeza, pájaro” (1977) la presencia de los colores se camuflan en líneas y manchas; ya no son de gran dimensión pero aún evocan un espacio ritual de luz, mientras que el color negro se acentúa por todo el espacio.

Enigmas de lo mínimo: una nueva forma de ver el mundo

Su vínculo con la tierra y el entorno natural, permitió que Miró proyecte diversas formas y composiciones. Dos líneas largas, unas cuantas manchas de color y listo, representarán el universo y la sensación máxima del artista vista en el lienzo “La danza de las amapolas” (1973) con lo mínimo.

La danza de las amapolas/1973/Acrílico sobre tela/130x195 cm.
foto por: robert laime.

“Miró reinventa su vocabulario de signos, su lenguaje, líneas y espacio […] nos permiten visualizar sus propios sentimientos en las fluctuaciones de sus simples y sofisticadas líneas, las sensibles manchas de color y el vacío de los fondos”.[14]

Sobre aquel fondo blanco se divisa dos líneas que se entrecruzan entre sí y su energía se concentra en tres gotas de rojo que “caen y su breve caída es como la vida de los pétalos de amapola”.[15] Ello evoca un ejemplo de espontaneidad, la rapidez del tiempo y el fenecer de una flor que deja en el espacio su esencia.

Paisaje/1976/Cera y acrílico sobre tela preparada/130x194 cm.
foto por: robert laime.

Por otro lado, “Paisaje” (1976) lienzo con técnica mixta representada en un fondo neutro, cuyas formas van reduciéndose aún más ante el espacio; emiten un lenguaje muy simple en cuanto a formas, pero su enigma radica en la simbología presentada con la presencia de la estrella y tres astros: uno de color rojo ubicado en la izquierda y dos azul y negro separados por una delgada línea.

Por último, “Pájaro en el espacio” (1976) sintetiza al máximo la realidad, es decir mediante puntos muy pequeños y dos gotas mínimas de color azul y rojo dividido por este recorrido, evoca el vuelo de un pájaro sobre el firmamento. Su forma de ver el mundo traspasa de lo cósmico hacia una magia interna y sensible del artista; deja una esencia primordial que a simple vista no se puede captar: el recorrido vibrante de un ave.

Pájaro en el espacio/1976/Acrílico sobre tela preparada/130x193, 5 cm.
foto por: robert laime.

Los escenarios cósmicos que representa el artista en estas tres obras, nos despliegan hacia otra realidad en la cual sugieren una intención de impacto ante el universo infinito lleno de misterios y enigmas. Nuestra existencia ante la inmensidad de la naturaleza nos convierte en pequeños puntos, siendo Miró quien retrata el mundo tal y como él lo percibía y con ello marca su etapa final artística.

El rey guerrero/1981/Bronce patinado. Fundición a la cera perdida/123, 5x61,5x39, 5 cm.
foto por: robert laime.

Por último, “El rey guerrero” (1981) escultura realizada en bronce patinado, emite una presencia espiritual que engloba todas las piezas fundidas; cobra una fuerza que equilibra el universo. Así como el objeto encontrado le sugiere una pieza más para su obra, las manchas en las pinturas representan la espontaneidad y la libertad del espíritu de Miró.

En conclusión, la exposición nos traslada hacia un mundo lleno de enigmas y símbolos que nos conecta con el universo, pues ante los signos de Miró, los seres humanos somos la representación sensible de su obra que deambulan en los espacios del lienzo; pero sobretodo en la escultura, en la cual sus seres fantasmagóricos comparten el mismo espacio del ser terrenal y el color en sus lienzos se transforman en más que una técnica; en la energía espiritual que da movimiento a sus obras.

Detalle de Figura/1969/Bronce patinado. Fundición a la cera perdida/184x42, 5x41, 5 cm.
foto por: robert laime.

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Notas:

[1] Miró, J; Juncosa, P. (2008). In their own words. Mallorca: CENDEAC. 

[2, 3, 12, 13, 14, 15] Boix. A. (2010). Joan Miró: el compromiso de un artista, 1968-1983. Tesis Doctoral. Departamento de Ciencias Históricas y Teoría del Arte. Islas Baleares: Universitat De Les Illes Balers. 

[4, 5, 6, 7, 8, 9, 10] Saturnino, R. (1999). Joan Miró: una lectura filosófica a partir de La Masia. Vol. I y II. Tesis Doctoral. Departamento de Filosofía. Islas Baleares: Universitat De Les Illes Balears. 

[11] Fernández, C. Femme, oiseau, étoile (Homenatge a Pablo Picasso) (Mujer, pájaro y estrella [Homenaje a Picasso]). Madrid: Museo Nacional de Arte Reina Sofía. (Ver enlace).

Datos:

El público en general podrá visitar la exposición en las Salas 1 y 2 del Museo de Arte de Lima (Paseo Colón 125, Parque de la Exposición, Lima) hasta el 24 de junio.

Para más información de costos, visitas guiadas y más actividades complementarias, ingresa a la página web del MALI.


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