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detalle de “Cristo del Descendimiento”/pedro de noguera/1619-20/foto por: robert laime.

Arte, fe y devoción: El “Cristo del Descendimiento” de Noguera

Acerca de una de las imágenes más importantes del barroco en Lima.

“Sepan cuantas esta carta vieren como yo Pedro de Noguera maestro escultor residente en esta ciudad de los reyes del Perú digo por cuanto yo estoy obligado a la cofradía y hermandad de la Soledad… hacer y dar acabado de todo punto una hechura de un Cristo del descendimiento…”.

Catálogo de exposición del Museo Pedro de Osma.

Publicado: 2019-03-26

Por: Noret Hidalgo.

Este 2019 se cumplen 400 años de la creación del Cristo del Descendimiento, elaborado por el escultor catalán Pedro de Noguera y ordenado por la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad. Para conmemorar el IV Centenario, realizaremos una breve revisión histórica acerca del autor, de su obra y el papel que desempeñó dicho Cristo en las procesiones de Semana Santa en la ciudad.

UBICACIÓN ACTUAL DEL “Cristo del Descendimiento” EN EL PRESBITERIO DE LA IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD.
FOTO POR: ROBERT LAIME.

Semana Santa en Lima virreinal

Una de las celebraciones más emblemáticas relacionadas con la fe Católica es la Semana Santa, en ella los fieles acuden a distintas ceremonias que rememoran los últimos días de la vida de Jesús hasta su muerte. Sin embargo, desde sus inicios, esta festividad ha experimentado cambios y adaptaciones, propio del sincretismo que caracteriza nuestra cultura. Por ejemplo, la Semana Santa en Lima tiene matices distintas a las celebradas en otras regiones como Cusco, Ayacucho o La Libertad.

La Semana Santa ofrece un despliegue visual que está encabezado principalmente por las procesiones, estas puestas en escena se realizan al aire libre y congregan a más de un centenar de personas. Según el historiador Diego Lévano estas prácticas tienen su origen en el continente europeo, siendo impulsadas por el Concilio de Trento (1545-1563) “[…] que buscó consolidar la doctrina cristiana y dio mucha importancia a las cofradías en la difusión de la devoción”.[2] Situándonos en la Lima virreinal del siglo XVII, la tradición procesional buscó ser continuada por los miembros de la iglesia, las cofradías o hermandades de distintas órdenes, cumpliendo el mismo objetivo: representar, por medio de las andas procesionales, la vida, pasión y muerte de Jesús.

Para dicha puesta en escena era necesario contar con recursos visuales que apoyen el discurso de fe promovido en las representaciones de Semana Santa. Dichos recursos eran principalmente esculturas de madera que salían en procesión y eran veneradas por los fieles, en ese sentido, la imagen escultórica cobraba valía y adquiría un significado preciado para todos los involucrados. El historiador Rafael Ramos Sosa habla de la vigencia de la imagen sagrada como verdadero “[…] ícono sacro, espejo de lo invisible, que conmueve al espectador y cuya fuerza espiritual llega a trascender lo cotidiano”.[3]

De lo anterior, podemos comprobar que la escultura como imagen es portadora de significados que cada época le atribuye y como tal, en el periodo virreinal, cumplió una misión muy importante, siendo considerada un símbolo de difusión de la fe católica, afianzándose este hecho principalmente en las celebraciones de la Semana Santa.

Un artista catalán enrumba a América

Dicho esto, en el presente artículo, traemos a colación una de las esculturas más representativas del barroco limeño y que este 2019 cumple 400 años de creación. Se trata del Cristo del Descendimiento de Pedro de Noguera que actualmente se encuentra en exhibición en la Iglesia de Nuestra Señora de la Soledad. Esta escultura formó parte de la parafernalia visual que desplegaba las procesiones del Viernes Santo, su autor, Pedro de Noguera, fue un escultor catalán nacido en 1580; sin embargo, autores como el historiador Emilio Hart-Terré sitúan su nacimiento en 1592.

Asimismo, Hart-Terré señala que el escultor aprendió el oficio de su padre (Pedro de Noguera) que contaba con un taller en Sevilla, en dicha ciudad se le señala con el título de “Arquitecto de retablos […] mientras en su mente bullía el afanoso deseo de cruzar el mar océano hasta estas tierras de Indias Americanas”. Veinticinco o veintiséis años de edad tendría Pedro de Noguera al llegar a Lima en 1617/18. En 1621 contrae matrimonio con Úrsula de Bonifaz, limeña e hija de un acaudalado platero, Miguel de Bonifaz. Es así que apenas asentado en Lima e incluso antes de contraer matrimonio, Pedro de Noguera ya iniciaba su primer trabajo documentado para una cofradía limeña: El Cristo del Descendimiento.[4]

El Cristo del Descendimiento de la Cofradía de la Soledad

El 10 de julio de 1619 el escultor acuerda con Andrés de Hornillos y Francisco Martín de Reyna, mayordomos de la cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, realizar una talla en madera de un Cristo del Descendimiento (también denominado Cristo Yacente) que reuniese las siguientes características: encarnado, es decir policromado en color carne; que esté puesto en una cruz y lo más importante que estuviese articulado, vale decir con las extremidades superiores móviles incluyendo la cabeza. Por la talla, Noguera debía recibir 550 pesos y el plazo de entrega culminaría en tres meses. No obstante, se realiza un nuevo contrato, puesto que Noguera no logra terminar el encargo en el plazo inicial, este nuevo acuerdo se realiza el 3 de enero de 1620 y el Cristo del Descendimiento es entregado finalmente el 16 de marzo del mismo año.[5]

“CRISTO DEL DESCENDIMIENTO”/PEDRO DE NOGUERA/1619-20.
foto por: robert laime.

Formalmente, el Cristo del Descendimiento presenta la altura de un hombre promedio (170 cm.), está elaborado en base a madera encarnada y policromada. Tiene bisagras en los brazos y el cuello, permitiendo a los cofrades crucificar y descender la escultura en las ceremonias respectivas. Para cubrir las bisagras en las articulaciones se empleó tela encolada y estuco.[6]

Testimonio visual: el cristo en los Pasos procesionales

Una de las representaciones más tempranas del Cristo de Noguera se da en la pintura, precisamente en los los lienzos: “Procesión del Viernes Santo en la Plaza Mayor de Lima” y “Procesión del Santo Sepulcro ante la Iglesia de la Soledad”, conocidos como “Pasos procesionales”, su autor es anónimo, pero se realizaron en Lima cerca a 1665/1670, ambos fueron encomendados en 1660 por la Cofradía de la Soledad que los custodia hasta la actualidad.

Detalle de “procesión del Viernes Santo en la plaza mayor de lima”/ANÓNIMO/ca. 1665-1670.
FOTO POR: ROBERT LAIME.

Las escenas representadas se vinculan con el Viernes Santo y narran el despliegue ceremonial que lo caracterizaba, secuencias como La Cena de Emaús, La lanzada de Longinos y El Descendimiento, son plasmadas de forma documental en los lienzos. En la descripción de los “Pasos procesionales” que realiza el historiador Luis E. Wuffarden, comenta que “Al extremo derecho del lienzo […] se ve el Calvario con la cruz de Cristo […] Momentos antes se ha producido la ceremonia del Descendimiento, escenificada solemnemente por los cofrades de la Soledad, quienes solían bajar de la cruz una escultura articulada que, luego de ello, se convertía en el Cristo yacente del Santo Sepulcro. Esa efigie se guarda hasta hoy en la cripta de la Iglesia de la Soledad y fue labrada en 1619 por Pedro de Noguera”.[7] Por lo tanto, estos lienzos son una fuente cardinal que documenta cómo el Cristo de Noguera era empleado en las representaciones del Viernes Santo y que además escenificaba doble papel: como Cristo del Descendimiento y posteriormente, el Cristo Yacente.

Arte y devoción

No debe ser casualidad que el Cristo del Descendimiento de Noguera tuviera como característica principal sus articulaciones móviles, ya a finales de siglo XIII se fabricaron los primeros cristos articulados con la finalidad de ser empleados en la ceremonia de la crucifixión y el descendimiento.[8] Esta facultad en los cristos otorgaba más dramatismo en las representaciones, el fin era comunicar y lograr transmitir mayor verosimilitud a los espectadores y de esta manera el mensaje impacte y penetre en cada uno de ellos.

Con el pasar de los siglos, estas representaciones fueron perdiendo vigencia, abriendo campo a nuevas formas de narrar los hechos históricos y religiosos. Hoy en día, la Semana Santa es una festividad que puede ser disfrutada por personas de distinto credo, ya que forma parte del imaginario colectivo de nuestra sociedad. Solo en Lima, esta festividad ofrece cuantiosas maneras de ser disfrutada, visitar las iglesias es una buena manera de iniciar. Independientemente del credo que profesamos, las iglesias son museos que custodian nuestro patrimonio religioso y es importante no dejar de vincular la obra de arte con su contexto inicial para tener una lectura más completa de ella. Por tal motivo, instamos a visitar la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad en la Plazuela de San Francisco que mantiene en exhibición al Cristo del Descendimiento de Pedro de Noguera, el mismo que saldrá en procesión este Viernes Santo, conmemorando así 400 años de arte y devoción.

“CRISTO DEL DESCENDIMIENTO”/PEDRO DE NOGUERA/1619-20.
foto por: robert laime.

Notas:

[1, 5, 6, 8] Museo Pedro de Osma. (2014). Cristo del Descendimiento: tesoro del barroco limeño. Catálogo de exposición. Lima: Museo Pedro de Osma.

[2] Lévano, Diego. (2016). Procesión y Fiesta: La Semana Santa de Lima. Lima: Municipalidad Metropolitana de Lima.

[3, 7] Ramos Sosa, Rafael; Bogdanovich, Luis Martín. (2016). La madera hecha Dios. Arte, fe y devoción en torno a la pasión de Cristo. Catálogo de exposición. Lima: Municipalidad Metropolitana de Lima.

[4] Harth-Terré, Emilio. (1977). Escultores españoles en el Virreinato del Perú. Lima: Editorial J. Mejía Baca. 


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