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Miguel Angel Moulet: “La cinta te puede poner en una posición de valorar el conflicto ético en que se encuentra el protagonista”

Entrevista a Miguel Angel Moulet, director, guionista y productor de la película “Todos somos marineros”, a propósito de su estreno, que se realizará el 20 de febrero.

Publicado: 2020-02-04

Por: Sujhey Coronel

Miguel Angel Moulet (Lima, 1978), estudió en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños (Cuba). Su cortometraje “Los Anfitriones” ganó el tercer Premio de la Cinéfondation del Festival de Cannes. Su primer largometraje “Todos Somos Marineros” se estrenó internacionalmente en el International Film Festival Rotterdam 2019. Trabaja actualmente en “El Día del Pez”, su segundo largometraje.

Nutrido con una amplia experiencia audiovisual y narrativa, “Todos somos marineros” se presenta como un largometraje sobre el castigo, la culpa y el amor en la locación del puerto de Chimbote. Aquí una entrevista con su productor.


¿Cómo te inspiras para grabar “Todos somos marineros”?
Bueno, la historia se basa en tres marineros rusos, dos de ellos hermanos que se quedan varados en un barco pesquero en Chimbote. El barco quedó abandonado porque la empresa no lo reclama, están esperando que lo devuelvan a su país, están en esa situación ya más de 8 semanas, no tienen ayuda del país de la empresa, y tienen que seguir comiendo y sobrevivir. La historia específica es de estos hombres que tratan de sobrevivir estando a 1 km del puerto de Chimbote porque ellos están en el barco viviendo. Es la historia de estos hombres que sobreviven a esta situación de dificultad.
En base a los acontecimientos del rodaje, ¿cómo fue el proceso creativo de realizar la producción, dirección y guion? ¿Cuánto demoró la filmación de este largometraje?

Me ha tocado hacer de todo por terco. Yo reescribo un guion el 2014 porque estaba estudiando cine en el 2009, pero era algo muy pequeñito. A partir de eso empiezo a desarrollar esa historia y toda la etapa del guion la trabajamos. Fuimos a un laboratorio, nos seleccionaron en un Festival de Cannes. Tuvimos la posibilidad de ser seleccionados ahí. Fue como un año de desarrollo pasar por laboratorio y ese tipo de eventos que nos ayudó para concursos al premio de producción en el año 2015 porque ya veníamos haciendo esa ruta internacional de desarrollo, Festival de Cannes en la Fabrique, entre otros. Llegamos acá y ya tenía como una hoja de vida el proyecto, concursamos y felizmente ganamos un premio de producción que era 550 000 soles y a partir de ahí seguimos buscando dinero. Pedimos un fondo a Ibermedia, que es el Programa Ibermedia, que da ayuda a la coproducción. 

Es una película que se produce con Dominicana. Es curioso porque tú dices, ‘¿cómo Perú y Dominicana producen una película de rusos?’ ‘¿Pero por qué pasa eso?’, porque el Programa Ibermedia da ayuda. En este caso nos dio un premio de 80 000 dólares.

Lo que incentiva es que se desarrollen colaboraciones entre cinematografías incipientes, que así no más no se juntarían. Entonces, Perú - Dominicana y el equipo técnico, que somos egresados de la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños de Cuba, pues daba como un buen soporte.

Después de eso, tenía en mente escoger un puerto. Viajamos por la costa del país, fuimos hasta Salaverry, hicimos un scout de espacios y a partir de ahí toda una aventura encontrar a los rusos en Perú. Queríamos que sea gente de Europa del este para que se contraste con el peruano. Entonces, nos quedamos contentos con los tres rusos que conseguimos. Ya habíamos escogimos la locación, empezamos a ubicar a los actores profesionales, que son Julia Thays, Beto Benites, para que ayuden a ese bloque de actores, porque el actor no profesional muchas veces te da uno o dos tomas y después ya se cansa, es difícil guiarlos. Entonces, con la ayuda de Julia y Benites nos ayudamos también de eso.

Después de conseguir ese barco, yo fui un año antes a ver la fiesta de San Benito, la fiesta del pescador, el 2016 si no equivoco, fui con el fotógrafo, porque trabajamos mucho de esa manera.

Cuando fuimos a la fiesta, nuestros amigos de Chimbote, que nos han dado una mano muy grande, subimos a la procesión y la procesión ese año de San Pedrito la sacaban en ese barco, “El Westella”. Entonces, subimos, el barco nos parecía genial, habíamos estado buscando barcos así y lo que nos dijeron que era una empresa COPEINCA, que había sido tomada por una transnacional China. Tenían muchos barcos y ese barco inmenso lo tenían medio fondeado. Como que no lo usaban. Entonces, había sido la excusa perfecta para sacarlo, hacer el recorrido con San Pedrito. Subimos al barco y muy inocente y medio descarado nos acercamos, fuimos hicimos un trámite largo con esta gente. Como te digo, es una transnacional china, y nos dijeron: ‘Bueno, van a grabar acá, primera película en Chimbote. Te podemos prestar este barco, que es holandés, que cuesta 6 millones de dólares. Te lo presto once días’ Entonces dijimos: ‘¡Si, perfecto!’

Una vez que hicimos el plan de rodaje que todo era difícil para grabar ahí, porque llevas un equipo de luz y para ponerlo en barco todo vibra, el barco hace bulla. Entonces, tuvimos que conseguir otro barco al costado y ese equipo de sonido, montarlo en ese barco y tirar cables hasta abajo. Entonces, fue una logística difícil en altamar porque me decían ‘Si quieres llevar tus equipos, vamos al muelle’. Y que tú te pares en el muelle son 2000 dólares por día, para que subas equipos. Entonces todo fue una travesía para subir equipos.

Hicimos un casting en Chimbote. Muchos amigos extras chimbotanos nos ayudaron y ya nos organizamos para grabar cinco semanas. Después de eso, la coproducción con Dominicana hizo que la postproducción se organice bien. Estrenamos acá en Lima. Después, internacionalmente, llegamos a Rotterdam, y de ahí ha estado todo el año en festivales y contentos de estrenar el 20 de febrero en salas comerciales.

Las tomas del filme tienen acontecimientos frecuentes con planos cerrados y pocos con plano medio. ¿Qué se ha querido mostrar con estos acercamientos, según la perspectiva de los personajes y dirección?

A mí me parece que trasmite mucho más el mapa de un rostro. En ese sentido, hay unas normas que te dicen para diálogos, planos medios, primeros planos. Yo no comulgo necesariamente con eso. Plano para ubicar, planos generales, puede ser muy dramático ubicar a un personaje que habla a 30 metros de distancia y tú lo vez apenas o lo escuchas porque puedes hacer un foco sonoro. Puede ser en plano grande general y tú puedes estar muy atento a lo que hablan y aun así viendo el paisaje. Ese dos más dos, esta para aprobar y experimentar.  

En este caso, lo que sí creo que un rostro te transmite mucho, comulga y conecta mucho con el espectador y conmigo mismo, que yo estoy dirigiendo a los actores. Entonces, apelo mucho a eso, a los rostros, porque me parece que son muy importante, pero no tratando de saltarme o no siguiendo la norma necesaria, como se graban los diálogos, porque todo eso es para experimentar, para jugar, porque están hechas las normas, pero en ti esta no hacerle caso.

En este rodaje, se encuentra más de un idioma, ruso y español. ¿Cómo se obtuvo la musicalización y el sonido que acontece en el largometraje? ¿La canción rusa es original?

Desde el principio la banda sonora la construimos pensando que no iba a haber música extradiegética, que no iba haber música que subraye sentimientos. No queríamos caer en eso, no nos interesaba. Me parece que es un aderezo que no le viene bien a cierto tipo de películas y esta era una película muy ríspida, realista, actores no profesionales. No le hacía falta esa música desde afuera. 

Sí construimos una banda sonora con todos los elementos dramáticos de la puesta en escena, entonces estábamos muy atentos, que por ejemplo, a que el barco, tiene muchos pisos, fuera como un animal, que en el tercer piso haya roedores, en el segundo que haya lámparas que no funcionaban muy bien. Luego, que haya más viento. Entonces, íbamos construyendo una musicalidad por donde los personajes atravesaban, pero eso en función dramática. Entonces, construimos esa banda sonora a partir de los elementos y por donde transitaban los personajes para que un elemento dramático, el sonido, no sea solamente un subrayado y la música en un momento. Hay una canción que acude a tratar o a mostrar esa nostalgia que puedan sentir los personajes.

La canción que canta ella es una canción muy antigua, que no hace falta traducir porque lo que apela, se sienta densa, pesada, y era algo para de alguna manera lastimar esta sensación de no estar en el país de uno.

La letra obedece a otro tipo de historia, por eso no hace falta traducirlo si no te puede llevar a otra lectura. Entonces, si servía para contrastar la celebración en el puerto, que hay cómo celebramos los peruanos, una procesión, juegos artificiales, otro tipo de música, nuestras tradiciones. En ese sentido, me parecía muy rico, como un contraste cultural. Así por lo mismo que pasaba el choque, del español con el ruso, cómo se iba deformando el ruso en el puerto, porque hay gente de la calle también. Hemos tratado de no edulcorar, con mucha jerga, con replana.

¿“Todos somos marineros” es un filme para crear conciencia?

A mí me gustaría eso, pero muy pretencioso. Me encantaría que si alguien vaya a ver la película. y alguna reflexión se pueda llevar de la historia, de lo que ha vivido en la pantalla, alguna reflexión por más lejana que parezca, que sea la situación de estos marineros. Porque yo creo que este tipo de historia, de desarraigo, de soledad, se cuenta en este caso en el puerto, pero se pudo haber contado en bloque de edificios, en la montaña.  

Lo que pasa el puerto es mucho más atractivo visualmente para mí, pero son historias que se pueden contar en cualquier lugar creo yo. En este caso, potencia demasiado la locación. Cada uno con su bagaje cultural va construyendo cosas y va interpelando o no la película. El mismo hecho del título, ¿por qué me metes en este título? No es que quiera algo pedagógico, simplemente llévate la película y tú vete respondiendo lo que vas escuchando y viendo.

Entre todo el recorrido del largometraje, ¿qué escena destacas más y por qué?

Sería difícil, porque cada escena ha tenido su complicación y un color particular, por producción, por guion, por casting, por el blocking y movimiento de los actores en el plano. 

Me gusta en el que están dos personajes en una moto, no hablan, son unos momentos, pero (la escena de) la moto la construimos con una banda sonora particular. Empezábamos a probar muchos sonidos. Esos motores ¡cómo rugen! Queríamos que tenga algo de sensualidad, esa escena típica que están dos chicos en una moto.

¿Cuál es la importancia que das a cada plano mediante el ritmo que lleva la película? ¿Recuerdas cuantos planos se hicieron?

Es un plano fijo en una moto, en movimiento. Fue difícil hacerla, pero también, creo yo, que el plano cobra una nueva vida. Cuando tú veas la película, cómo se va tejiendo la relación entre esos dos personajes en ese plano, entonces, van haciendo más cosas, a lo largo de la película. Me parece que se van sembrando detalles, se van construyendo atmósferas alrededor de la película.  

A partir de eso de la importancia del plano, creo que sí me di el tiempo de contarlo. Creo que son 167 planos, no recuerdo bien. Entonces dices: ‘Tienes 167 cuadros para contar una historia que interpele, que te haga reflexionar, que te genere algo más’. Entonces, con 167 cuadros hay que hacer malabares, hay que disfrutarlos. Por eso, cada plano tiene mucha importancia. A parte, cada plano en un rodaje por día hacíamos 8 planos, 10 planos, plano por hora. O sea, un plano que tú veas, plano fijo nos demoró una hora. Ahora, plano secuencia, fueron muy difíciles en el barco, porque eran espacios reducidos, montar luces, hacer una coreografía en una cámara en movimiento, subir escaleras, bajas por las máquinas. Eramos como 8 personas: el sonidista, el foquista, etc.

La película arranca con un plano secuencia que dura tres minutos y así hay varios planos secuencias en la película, que duran lo que duran. Un plano de una coreografía en el mercado, el personaje llegando, mucha gente, él metiéndose por el mercado pidiendo taper, cochineando a la gente, cuidando de que la gente misma no vea la cámara, la coreografía de los extras, la gente picando la carne, el sonido, todo eso, con mucho trabajo, mucha paciencia, ocultarnos en una zona transitada.

Para grabar y dirigir “Todos somos marineros”, ¿cómo fue la experiencia trabajando con todo el equipo de producción?
Te cuento. Un día subimos a un bote donde había una escena importante en la madrugada, 4:30 de la mañana. Estaba el sonidista, el foquista, el asistente, dos actores y yo. Nos quedamos ahí muriéndonos de frío esperando que salga la luz para grabar. En un momento alguien dice ‘tengo que orinar’, pero como el fuerte viento estaba en contra, optó por orinar en una botella al borde del bote. Tuvimos que ayudarlo para que no se caiga al agua mientras orinaba (ríe). De verdad todo ha sido un trabajo en equipo bárbaro, siempre con respeto y muy profesional, que se convirtió en una familia. Eso es bonito, a veces uno fantasea algo en la cabeza con lo que quiere hacer, pero ¿cómo transmitir la idea a 30 personas para hacer eso y palparlo en una toma? Por eso hay que hablar mucho y conversarlo con todos para ver qué cosas también ofrece el equipo para mejorar estas ideas.
¿Cuál es el mensaje o proceso comunicativo que deseas dejar a los espectadores, ya que la película muestra y enfrenta los problemas migratorios y problemas de comunicación?

A mí no me gusta mucho las películas que te hacen reflexionar, que te dicen piensa así o asá o que te dejan un mensaje. No me interesa mucho porque tienden a subestimar la capacidad de reflexión del espectador o lector.  

Yo creo que soy lo suficientemente inteligente para saber qué me llevo de una obra o un libro. Entonces, en esta película se apela a lo mismo. Son extranjeros en una inmigración. El Perú es un país de inmigrantes que están en todas partes. No solo recibimos extranjeros, nosotros también somos extranjeros por donde vayamos.

Si bien no es el foco de la película, transita por ahí, como también el caso de una mujer que tiene un puesto en el mercado, que es emprendedora, pero tiene sus momentos grises y pasa por cosas malas, como todos en la vida. Y lo que ocultamos y no mostramos. Todos los personajes les he querido trabajar desde ahí. Ni buenos ni malos, son solo seres humanos que viven con sus ‘cagadas’.

¿Quién va a decir que no tiene un muerto en el desván?, hablando metafóricamente. Entonces, la película puede contar una historia y de repente te puede poner en una posición de valorar el conflicto ético en que se encuentra el protagonista, eso me interesa.

La historia tiene un gran desenlace, ¿cuál fue el motivo para lanzar este filme a pantallas grandes?
Contar un espacio, un universo. Dejar algo para reflexionar, tal vez más preguntas que respuestas. Ese fue mi interés por este tema y tal vez dejar algo que me represente y que conmueva. Espero que encuentre su público. Como dije, no es una película paradójica que te dirá qué pensar, sino te hará sacar tus propias conclusiones.
¿Qué opinas sobre el mercado laboral del cine peruano? Cómo ves el lugar del cine independiente? ¿Existe oportunidades en el Perú?

La situación en el que estamos ahora augura en un buen momento, pero estamos empezando y pienso que hay que reglamentar ese decreto de urgencia. Ojalá no lo desestimen en el Congreso porque está muy bien todo lo que propone como decreto de urgencia, pero a partir de ahí, pienso que se puede hacer muchas cosas. No solo pensando en el dinero (que es bueno para hacer cosas), pero también si vas a hacer cosas en un cuello de botella. Es decir, harás películas que no se van a exhibir, entonces qué sentido tiene.  

Hay muchas cosas atrás que también hay que ver: el espacio en pantalla, la escuela de cine nacional, organizar más cosas con los exhibidores, una maqueta o información de públicos.

Está muy bien el decreto de urgencia. Ha sido una lucha de años que está teniendo frutos, pero aún han quedado muchas cosas que no han llegado al decreto de urgencia que se han perdido en el camino. Aun así, es un buen punto de partida para el cine independencia y la cultura. Hay que seguir remando.

Hasta el momento, ¿cuántos premios se ha llevado el largometraje “Todos somos marineros”?

No estoy muy al tanto por lo que estuvimos moviendo la película por Rotterdam, pero recuerdo que tuvo un premio en Toulouse, el premio de la crítica internacional en el Festival de Toulouse en Francia. Aquí en el Festival de Perú también tuvo unos premios, pero para ser sinceros lo he dejado ya más adelante con la gente de ventas y ahora ando un poco más enfocado en otra película que estoy produciendo. 

Estoy muy contento con el estreno de “Todos Somos Marineros”, que es un trabajo que fue hecho en el 2014 y ver que ese trabajo llega a la pantalla grande después de un tiempo ha sido todo un periplo que en verdad alegra y satisface.

¿Qué emociones encontradas sentiste al obtener este destacado premio como es el premio DAFO, Dirección del Audiovisual, la Fonografía y los Nuevos Medios?

Es muy importante porque esta película se hace gracias al dinero del premio de producción de la DAFO. Es un premio de producción a largometrajes de ficción que en su momento fue 550 mil soles. Es muy difícil porque hay muchos buenos proyectos: aplican 120 cineastas y apenas ganan 6. Se compite contra todos los que quieren hacer películas. De hecho, es un premio que te estimula para que sigas trabajando en la película y seguir buscando financiamiento para trabajarla.  

Hay otro premio también a la producción por el Programa Ibermedia que son 80 mil soles. Gracias a estos dos fondos ganados y la ayuda de la gente de Chimbote, la película se logra hacer. Si no se grababa ahí, la película no se hubiera hecho. La ayuda que nos prestaron un barco valorizado en 100 mil dólares por once días a unos chicos que van hacer su primera película fue bueno. Como también el Centro Cultural Centenario, los amigos de Cinecuanon, la gente del mercado, los extras y hasta los de la huaca. Hay mucha ayuda que no es monetaria y que uno al final dice: ‘Sin esto no se hubiera podido hacer la película’.

Esto como productor y guionista nos estimula a hacer más cosas porque estamos encaminados. De alguna manera nos validan y nos dan el ‘empujoncito’, como también el apoyo que recibimos por el Festival de Cannes, que fue bueno para ganar el premio de la DAFO.

A propósito de lo que comentaste del tema que les prestaron el barco, ¿qué hubiera sido si no le prestaban el barco? ¿Tenían otro plan en mente?

La verdad hemos sido bastante ‘kamikazes’ en ese sentido. Sí, vimos algunos barcos de 800 toneladas o de otro peso. Fuimos a una asociación de pescadores en una que hay en Chimbote cerca a un billar. Les contamos a algunos pescadores sobre nuestra propuesta y a veces uno llega con un proyecto de este tipo para hacer una película y las personas pueden pensar que tienes todo el dinero para hacer el proyecto como una mega producción, pero no tiene relación con la vida diaria.  

La película no tiene un costo fuerte y a veces no alcanza el dinero. Teníamos pensados unos barcos e intentamos convencerlos o enamorarlos por el lado de la historia de Chimbote más que por el lado monetario. Tal vez no es lo ideal pedir favores, pero en este caso nos ayudó mucho el hecho de ser una película grabada íntegramente en Chimbote con gente de Chimbote.

¿Cuál es la anécdota que más recuerdas de la grabación en Chimbote?

Algo que recuerdo muy bien fue un día que íbamos a grabar en una procesión y nos faltaba un barco, una bolichera para que graben la procesión desde otro barco. No teníamos ese barco y un amigo me contacta con Jacobo Cavenago para que coma con él. Almuerzo con él y me dice: ‘Tengo unos barcos así (como los que necesitábamos), anda míralos y me dices cuál te hace falta para prestarte’. Ya en el día de la procesión llegó el barco que necesitábamos para grabar. Cuando nuestros personajes iban a subir al barco de la procesión, también subieron como 50 personas que acompañaban la procesión. No podíamos tampoco decir que se vayan porque era una fiesta del pueblo y se animaron a salir en cámaras con nuestros personajes. 

En verdad, fue una bonita experiencia de rodaje que, si bien no estaba pensado, el resultado fue más que positivo gracias a toda la gente de Chimbote que nos apoyó en todo momento.

Gracias por la entrevista.
¡A ustedes!

Escrito por

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