Arte y memoria de Villa El Salvador en el olvido, por Hanz Pretel
“Villa El Salvador está próximo a cumplir 50 años de fundación. Sería ideal que estos monumentos tengan un trabajo de conservación y restauración para esta celebración”.
Por: Hanz Pretel.
Bachiller en Historia del Arte por la UNMSM.
Mi interés por lo monumentos de Villa El Salvador nació en agosto de 2017. Mientras viajaba en una combi mirando por la ventana las calles de mi distrito, de pronto, quizá por evitar algún bache, el chofer bajó la velocidad y por unos segundos mi mirada quedó frente a una escena que hasta hoy no puedo olvidar: un busto sin cabeza sobre un pedestal en medio de un arenal. Lo que sentí en ese momento es lo que hasta ahora siento: preocupación. Recordé todas las esculturas públicas de Villa El Salvador que conocía desde hace muchos años y nunca les había tomado importancia. ¿Es posible que ese sea el futuro de los demás monumentos? ¿Ser olvidados y luego destruidos? Me pregunté.
En los días siguientes, averigüé que aquella escultura destruida había sido un busto conmemorativo al periodista y politólogo peruano Pedro Planas. Fue inaugurado en el 2005, y desde el 2014 los vecinos reportaban que el busto ya no tenía cabeza.
La mayoría de las esculturas públicas contribuyen a la construcción de la memoria histórica de la comunidad que las alberga, generando una identidad colectiva positiva. En el caso de Villa El Salvador esta premisa se aplica perfectamente, sus monumentos públicos conmemoran a Velasco Alvarado, las familias fundadoras, la CUAVES, las mujeres organizadas en el arenal, los trabajadores, la llegada del papa Juan Pablo II, el reconocimiento internacional como “Ciudad Mensajera de la Paz” y a la heroína nacional María Elena Moyano.
El estado de conservación de la mayoría de estos monumentos evidencia el olvido en que han caído. Es más, existen antecedentes de atentados contra las esculturas por parte de la misma Municipalidad. La forma como han sido tratados en los últimos años delata el peligro que corren, y con ellos peligra también la memoria y la identidad de los villasalvadoreños.
Además del busto conmemorativo de Pedro Planas, otras dos esculturas hoy ya no existen, ambas muy relacionadas a la memoria del distrito. La primera era una escultura de Jesucristo, que estuvo ubicada en el cerro Cristo El Salvador desde 1971. Recordemos que el nombre Villa El Salvador es en honor a Jesucristo. Precisamente ese era el sentido principal de aquella imagen. Era todo un símbolo para el distrito, pero el descuido le pasó factura en el 2016, cuando el techo que lo cubría se desplomó destrozando por completo la escultura.
El otro monumento perdido estaba dedicado a Edilberto Ramos, primer mártir de Villa El Salvador. En el óvalo donde se ubicaba, hoy solo se conserva la estructura de cemento que lo albergaba. Al parecer, unos pandilleros se llevaron el busto para venderlo. Edilberto Ramos falleció durante la invasión del pamplonazo, víctima del violento intento de desalojo de parte de la policía. Su muerte generó una concatenación de hechos que terminó en el traslado de las familias del pamplonazo a los arenales de la hoyada baja de Tablada de Lurín, naciendo así Villa El Salvador.
Pero no solo los pandilleros atentan contra los monumentos, la misma Municipalidad también lo hace. En el 2009, Jaime Zea, alcalde en esa época, ordenó el desalojo del mercado conocido como La Chanchería, ubicado en medio de la av. Juan Velasco Alvarado. Al destruir el mercado también retiraron el monumento a Gral. Velasco, que se encontraba a la entrada del mercado. El hecho provocó que las organizaciones vecinales reclamaran la reposición del monumento. Semanas después se reinauguró, pero incompleto. El original era un obelisco donde se encontraban 4 elementos: el busto de Velasco, un relieve de las familias fundadoras, el escudo de la CUAVES y el escudo de la Municipalidad. El obelisco fue reemplazado por una rara estructura arquitectónica en donde se volvieron a colocar todos los elementos, menos el escudo de la Municipalidad, perdiendo así la narración del monumento, que era: gobierno central, autogestión comunal y gobierno municipal.
Otro caso lamentable es el del monumento a la paz, conocido como Las Palomas. Este monumento conmemora el título otorgado por la ONU a Villa El Salvador como Ciudad mensajera de la paz en 1987. En el 2016, el entonces alcalde Guido Iñigo remodeló la av. 200 millas y retiró con montacargas las 4 esculturas en forma de palomas. Esta forma de retirar las palomas, sin ningún cuidado, provocó el reclamo de algunos vecinos y del mismo autor, el escultor Polo Ramírez, quien escribió una carta a la Municipalidad para que le permitan restaurar las palomas. La municipalidad no le dio ninguna respuesta y semanas después volvió a colocar las palomas sin ninguna restauración, más que una pasada de pintura blanca. Las colocaron en cualquier posición, como si el conjunto escultórico no tuviera un orden. Ni siquiera se dieron la tarea de ver fotos antiguas para colocarlas en su posición original.
Y la lista de ejemplos podría continuar, como el caso del monumento a la mujer del pueblo, que está incompleto. La poderosa imagen de una mujer cargando un balde de agua con ambas manos, un símbolo claro del esfuerzo, hoy se ha perdido porque el balde se rompió y no lo restauraron.
Esto no se trata solo de esculturas, sino también de identidad. Dicen que no se ama lo que no se conoce. No se puede lograr el progreso si la población no se siente identificada con su historia y comprometida con su comunidad. La destrucción de la memoria solo provoca ciudadanos sin rumbo.
Villa El Salvador está próximo a cumplir 50 años de fundación. Sería ideal que estos monumentos tengan un trabajo de conservación y restauración para esta celebración. Iluminación, seguridad y sobre todo actividades culturales en torno a ellas es lo mínimo que se debería hacer. Se trata de la memoria de uno de los distritos más representativos de la nueva Lima, la Lima provinciana, esa Lima que es un poco de todo el Perú, de todas las sangres.