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cortesía de foto: enrique huarcaya.

Las iniciativas culturales para la infancia y la adolescencia, y su labor en el espacio público en la pandemia actual, por Enrique Huarcaya

“Las agrupaciones y las organizaciones culturales y educativas tenemos el gran reto de seguir construyendo vínculos comunitarios, buscando relacionarnos con los hogares de aquellos con quienes trabajábamos y continuar aportando desde nuestras propias experiencias y lenguajes”.

Publicado: 2020-05-27

Por: Enrique Huarcaya P

Licenciado en Educación Primaria y estudiante de la maestría de Antropología con mención en Estudios Andinos en la PUCP.

En semanas, la vida como la conocíamos se ha transformado por la pandemia de la COVID-19. Dinámicas familiares, laborales, educativas, amicales y de diversión han cambiado y se proyecta también que muchos de estos cambios se mantengan en el tiempo. Lugares de encuentro donde transitábamos, creábamos espacios de protesta, juegos, disidencia y que brindaban sentido a nuestra identidad en la ciudad, es decir, en el espacio público, han virado a la intimidad y atomización de nuestros hogares.

Este escenario, sin duda, se ha convertido en un gran desafío para todos y todas, empezando por los niños, las niñas y adolescentes. En el Perú, tenemos alrededor de 9 millones de esta población que están confinados en sus casas, de los cuales la gran mayoría sigue estudiando; otro número significativo, por motivos de conectividad, aún no.

Niñas, niños y adolescentes, quienes se encontraban con sus amigos en la escuela y que, en muchos casos, salían a jugar al parque, a la loza, a la plaza, a las aceras cercanas de las casas, hoy se ven imposibilitados de hacerlo, debido al cuidado que se debe tener frente a un contagio inminente.

El confinamiento también ha desafiado a muchas familias a sobrellevar la crianza diaria, en una jornada que antes era reemplazada por la asistencia a la escuela u otras actividades. Sin embargo, con el contexto de preocupación e incertidumbre que vivimos, ha abierto algunas tensiones en el ámbito familiar.

Con ello, me refiero a algunos casos de violencia familiar que se han reportado en las últimas semanas en que mujeres y niñas han sido afectadas. Esto hace pensar sobre las prácticas de crianza y el acompañamiento socioafectivo que requieren muchos hogares. Esta es una situación que demanda la asistencia de las escuelas y sus docentes, quienes tienen la necesidad de garantizar los aprendizajes previstos para el año escolar.

En este contexto, los colectivos, las organizaciones o las iniciativas que por años hemos venido trabajando distintas experiencias lúdicas, artísticas y políticas en la calle para niños, niñas y adolescentes, en intervenciones, donde el encuentro físico, por medio del diálogo, las risas, el juego, la pintura, el ritmo, la música, etc., hemos visto obstaculizada nuestra labor que desarrollábamos en el barrio o la comunidad.

A esto se le suma el descuido al sector Cultura en el país, el cual no recibió en su momento una respuesta contundente y temprana desde el Gobierno sobre las acciones que artistas, gestores culturales, educadores sociales, comunicadores, entre otros, realizaban en beneficio de la infancia y la adolescencia, en distintos espacios, vulnerando, de algún modo, su solvento económico, pero también emocional.

En todo este escenario, se entrevén algunos desafíos para las distintas iniciativas culturales que trabajan en el espacio público, que se ve comprometido por las nuevas dinámicas de atomización en el hogar en el marco de la pandemia actual.

En un webinar organizado, hace días, por JAC SMP (Jóvenes Accionando por el Cambio), Pablo Vega Centeno brindó dos alcances respecto a ello: 1) el peligro de las lógicas de mayor individualidad que puedan traducirse en el extremismo del “autocuidado” y que puedan quebrar la vida colectiva como la conocemos; y 2) la necesidad de generar nuevas formas de relacionarnos y que contribuyan a dicha vida colectiva.

En esta línea, las agrupaciones y las organizaciones culturales y educativas tenemos el gran reto de seguir construyendo vínculos comunitarios, buscando relacionarnos con los hogares de aquellos con quienes trabajábamos y continuar aportando desde nuestras propias experiencias y lenguajes, por medio de canales, como las redes sociales, o materiales que puedan quizás hacerse llegar por este u otros medios.

Es en esta crisis en que las acciones en torno a prácticas de crianza y el soporte socioafectivo que se puede brindar a las familias desde las iniciativas culturales pueden sumar también al trabajo de las escuelas y que, por ende, pueden servir de respuesta y ayuda como uno de los aspectos más urgentes a atender.

Por ejemplo, desde Misky Wayra, colectivo interdisciplinario al que pertenezco y que trabajaba en la calle para la infancia, por medio de talleres artísticos y lúdicos para el desarrollo de habilidades socioafectivas y ciudadanas y el fortalecimiento de lazos de comunidad, hemos comenzado a realizar transmisiones en vivo sobre estrategias socioafectivas que sirvan de herramientas para fortalecer vínculos en familia y fomentar la educación emocional.

Como grupo, el contexto nos pone en desafío y discusión constante sobre cómo hacer llegar nuestra labor por medio de nuevos espacios. No obstante, es importante articular distintas iniciativas junto con los hogares para contribuir con la formación de aquellos vínculos comunitarios por los que luchábamos, con la esperanza de que volvamos a reunirnos en la cercanía del barrio, validando nuevas formas de encuentro que contribuyan a la construcción de una comunidad en nuestro país.

Pero, además, el seguir incidiendo porque cada iniciativa cultural pueda encontrar los caminos más adecuados para seguir desarrollándose en materia política, especialmente, a quienes se han visto más vulnerados en el sector. Un sector que sigue aportando desde sus propias miradas y que, estoy seguro, se está levantando y emergerá con fuerza en beneficio de niños, niñas, adolescentes y otros actores claves de nuestro país.


Escrito por

TVRobles

Medio especializado en el sector Cultura.


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