Por: Kiara Barrios.  

El pasado martes 14 de julio, el Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social (LUM) realizó el diálogo internacional “Retos y desafíos de los Lugares de Memoria de América Latina frente al COVID-19” junto a representantes de los museos de América Latina para informar al público los retos que ha supuesto la pandemia para los sitios y museos de la memoria.

La actividad fue moderada por Claudia Pereyra, directora de la Dirección General de Museos del Ministerio de Cultura del Perú y el diálogo se llevó a cabo entre Alejandra Naftal, directora ejecutiva del Museo Sitio de la Memoria-ESMA (Argentina); Francisco Estévez, director del Museo de la Memoria y Derechos Humanos (Chile); Alejandra Cardona, especialista pedagógica Museo de la Memoria Medellín (Colombia) y Manuel Burga, director del Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social (Perú).

El diálogo inició con una descripción de la situación de los sitios de la memoria antes y después de la pandemia provocada por el SARS-COV-2 que afectó a Latinoamérica a mediados del mes de marzo. En el caso del Museo Sitio de la Memoria-ESMA este fue instalado en lo que el ahora ex-Casino de Oficiales, un edificio destinado al esparcimiento y descanso de los marinos, pero donde también funcionó un centro clandestino de detención, tortura y exterminio, se estima que en este lugar estuvieron detenidos cerca de 5.000 hombres y mujeres, y nacieron 500 niños y niñas en total cautiverio. “Tenemos el gran desafío de cómo repensar el museo, porque es un lugar muy estrecho para recorrer y no podremos tener una visita multitudinaria, como estábamos acostumbrados. Como institución tenemos que tomar decisiones en base a la tecnología, estamos realizando encuentros virtuales, pero mantenemos aún algunas actividades presenciales pues nuestros espacios están diseñados para brindar una experiencia sensitiva y emocional que combina la información pedagógica, informativa y racional. […] Para terminar, creo que algo fundamental es el rol que tiene el estado para sostener los espacios es vital, porque justamente son los que pueden garantizar esta formación de resistencia. […] Desde el año 2015 estamos trabajando en la candidatura de la UNESCO en el informe ‘Nunca más’ porque creemos que América Latina tiene una experiencia importante que narrarle al mundo”, finalizó Alejandra Naftal.

Desde Chile, Francisco Estévez sentó una posición muy importante sobre el compromiso de los estados de no olvidar y la responsabilidad de recordar de la humanidad. “Todos los años el museo tiene un lema, en este 2020 que se cumplen los 10 años de creación es ‘El deber de recordar y el derecho de la memoria’, la primera parte de esta afirmación indica que los estados, todos aquellos países donde se violaron sistemáticamente los derechos humanos, tienen el deber de recordar. […] Estamos hablando de derechos humanos que trascienden las fronteras, y me parece muy relevante decir estoy el día de hoy, cuando se recuerda la fecha emblemática de la revolución francesa que puso un asiento tan significativo en la mención de los derechos del hombre y el ciudadano, pues los estados tienen la obligación de desarrollar políticas que permitan enfrentar la impunidad y, al mismo tiempo, que las comunidades y los pueblos no pierdan la memoria de lo que ocurrió en sus territorios. Es una responsabilidad pública e indica un compromiso institucional del estado. El derecho a la memoria corresponde y pertenece a los seres humanos”.

Teniendo en cuenta este punto tan relevante, como es la función del estado con los sitios de la memoria, la especialista Alejandra Cardona tomó la palabra para explicar la situación en la que se encuentra el Museo Casa de la Memoria Medellín: “A diferencia de otros países, en Colombia se vive todavía un conflicto vivo, nuestro museo casa tiene dos connotaciones específicas, en primer lugar tiene la obligación de guardar el devenir histórico de la memoria colectiva de la sociedad, y en segundo, como casa, somos un espacio donde se establece un diálogo seguro, libre y pedagógico. […] Los museos no son unos espacios asequibles a toda la población, cuando va a la periferia y pregunta más o menos el 95% no lo conoce, porque son poblaciones muy vulnerables en el tema de acceso a derechos, son poblaciones históricamente excluidas. […] El museo ha parado, pero la casa ha abierto, pues estableciendo los recorridos virtuales hemos llegado a zonas mucho más alejadas de Colombia, y eso ha abierto las puertas, sobre todo en un tema que causa tanta ansiedad como la educación virtual. Necesitamos tener una ciudadanía empoderada, crítica y reflexiva”.

Por último, en representación del LUM, Manuel Burga expuso cómo se ha percibido la pandemia en cifras durante el periodo de confinamiento. “Nuestros visitantes presenciales son importantes, pero los virtuales aún más porque visitan documentos para hacer investigaciones. Es una cantidad que no podríamos tener de manera presencial y que no visita los espacios materiales de las muestras, sino que investiga los documentos que poseemos en archivos digitales. Y, sorprendentemente, las cifras no son tanto investigadores, sino de familias y personas afectadas a quienes les mueven los motivos de reclamar sus derechos ciudadanos. El gran papel que tiene el lugar de la memoria es este trabajo de prestar la información, de prestar objetividad, de ir hacia los ciudadanos que lo buscan y necesitan esta información, y ese me parece el gran papel que ocupa el LUM. Se convierte en una conquista de los ciudadanos que les permite realmente reclamar sus derechos, congregándose geográficamente y formando un pequeño núcleo, como estrategia de mantener el núcleo de ser resarcidos y recuperar lo que ellos perdieron”.

Cabe señalar que la ponencia finalizó con la sesión de preguntas del público y la invitación de Alejandra Naftal a la “Visita de las 5” organizada por el ESMA, que en esta edición presentará un diálogo entre artistas y testigos sobre los desaparecidos en España y Argentina durante el franquismo.