Por: María Zapata.

El pasado martes 09 de febrero, el Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social realizó la presentación virtual del proyecto Santuario de la Memoria de La Hoyada. Con este proyecto ayacuchano se busca fortalecer el emblemático sitio de la memoria de la Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del Perú.

El conflicto armado interno que azotó al Perú en la década de 1980 finalizó hace más de diez años con un saldo trágico de 69 280 víctimas. La mayoría de ellos pobladores ayacuchanos. Sin embargo, aún existen situaciones no resueltas que mantienen la incertidumbre en las familias de los más de 15 000 desaparecidos, según cálculos de la Comisión de la Verdad y Reconciliación. Con el objetivo de sanar las heridas causadas por las violaciones a los derechos humanos y resguardar un espacio constantemente amenazado por el tráfico de terrenos, la ANFASEP, junto a otras organizaciones civiles y públicas, luchan por fortalecer la Hoyada convirtiéndolo en un santuario de la memoria.

Hoy en día, La Hoyada representa un lugar esencial de conmemoración hacia las víctimas de detenciones ilegales, tortura y ejecuciones extrajudiciales; así como también el recuerdo de un capítulo trágico en la historia peruana que no debe ser olvidado. “Estamos comprometidos a crear lugares de memoria que mantengan vivo el recuerdo [...] para memorializar, crear justicia y reparación”, mencionó el director del LUM, Manuel Burga Díaz.

El proyecto Santuario de la Memoria de La Hoyada también presenta una misión educativa, pues su desarrollo se encamina a la construcción de un espacio público con un valor documental y un significado afectivo que busca sensibilizar a todos los ciudadanos. Con respecto a esto, la presidenta de ANFASEP Adelina García afirma que “[...] este espacio va a servir también para educar a los jóvenes para que nunca más se repita esta situación de violencia”.

Finalmente, el Lugar de la Memoria recalca que la arquitectura del proyecto se encuentra en correspondencia con las memorias del lugar, considerando al tanque de combustible como la única verticalidad por resaltar; mientras que la horizontalidad se representa a través de la trama de exhumación. Así, el proyecto recupera y pone en valor la trama de exhumación, las fosas, el tanque y horno de cremación. Según el Arquitecto Carlos Zapata: “[...] se quiere tratar de generar un soporte de arquitectura que pueda acompañar el dolor, representar lo no representado y acoger el afecto de quienes quieren encontrarse con quienes ya no están”.