#ElPerúQueQueremos

Ángela Mesa: “El FEDA permite que expongamos a mujeres directoras para que sean valoradas por su trabajo y no por el género”

Entrevista a la directora del Festival Directoras en Escena-FEDA 2021.

Publicado: 2021-03-21

Por: Kiara Barrios.

Hasta el 28 de marzo la directora española Ángela Mesa se presentará en el Festival Directoras en Escena-FEDA 2021 con dos grandes obras: “Azúcar para el pueblo” de Desly Angulo Ambrocio; drama futurista encarnado por Daniela Sosa del Río y Laura Pereyra Barrionuevo, y “Ana y Brisa” de Christopher Cruzado, una ficción sonora de corte erótico que está llena de confesiones, interpretada por Suaíl Krostonic y Claudia Denegri.

Con una carrera versátil y heterogénea, se describe como una artista peripatética, que actúa y dirige desde su propia verdad, la misma que ahora la une al propósito del festival, para que en un verdadero ejercicio de la igualdad las mujeres sean visibilizadas en entornos donde aún no obtienen el protagonismo debido y con la esperanza de que esto sea pronto una realidad. A continuación compartimos la entrevista brindada a TVRobles.


Acabas de estrenar dos obras distintas en el festival, una de ellas de corte erótico ¿Cómo lograste encontrar la sensualidad entre las actrices de “Ana y Brisa” desde la distancia?

Necesitaba que ambas actrices sean amigas, porque de esto parte que puedan abrirse para lo que la pieza necesita, el texto requiere de mucha valentía. Lo segundo consistió en mucho ensayo, para atender al texto a la par que nosotras hablábamos de sexo y sexualidad sin tapujos, para comprender hacia donde debíamos llevarlo, qué les sucedía a los personajes y cómo abordarlos.

Parte de ese trabajo fue recrear los sonidos del encuentro sexual, de la disposición de probar nuevas cosas que en un inicio puedan provocarles vergüenza, por suerte las actrices no han tenido este tipo de tapujos y, como buenas profesionales que son, han ido abordando el texto con mucho cariño. Eliminamos lo visual y los dejamos solo con lo sonoro para crear a un espectador voyeur, como la vecina cotilla que escucha tras la pared que te provoca una sensación de inquietud (risas)

En el caso de “Azúcar para el pueblo” hay una cuidadosa selección del texto y un manejo más audiovisual ¿Desde qué ángulos buscaste contar la historia?

“Azúcar para el pueblo” tiene una historia muy interesante porque iba a ser estrenada el año pasado para Microteatro, nos quedamos a dos días de estrenar cuando se decretó la cuarentena y nos quedamos paralizadas. Entonces, después de haber pasado por todo un proceso –para enfocarnos en lo que busca el público en un microteatro– llegó otro, el de la virtualidad.

Cuando nos encontramos con la cámara debíamos trabajar según lo que esta pedía, así que tuvimos que desmembrar el texto en partes muy pequeñas, y luego retomar y estudiar las lecturas dentro de cada una. Al ser una obra tan surrealista y metafórica podemos suponer que pasan muchas cosas y es finalmente aquí donde se atrae al espectador: en lo distópico, todo eso sin dejar de lado la humanidad de los personajes.

¿Cómo definirías el cambio de la dirección teatral presencial a la virtual? ¿Podrías decir que has encontrado ventajas en esta?

Es un compromiso mucho mayor, siempre he defendido dedicarse a la actuación porque en ella no te puedes disociar de tu cuerpo, es tu herramienta de trabajo. Ahora, estamos entregando nuestras casas, lo que implica negociar con los que se vive, pero a la vez, creo que nos genera más comunidad, ya no es algo que sucede a puerta cerrada, sino que salpica a la vida de quienes están a nuestro alrededor. Siento que las personas con las que he convivido en la pandemia pueden comprender mejor mi vocación de lo que hacían antes.

Una ventaja que he encontrado es el detalle. El primer plano es algo que en teatro no podemos tener, nosotros vamos trabajando a medida de focos, tratamos de dirigir la mirada del espectador hacia lo que queremos, pero el espectador puede no ponerla ahí si quiere, puede quedarse observando parte de una hermosa escenografía. Lo bueno de la cámara es que obliga al espectador a ver directamente lo que tú deseas, donde la cámara se queda es donde el espectador palpita.

Considerando a la temática del FEDA ¿Qué tan difícil es para una mujer convertirse en directora?

Dentro de la producción escénica hay funciones que se han entendido como masculinas porque tenemos un pasado hetero-patriarcal que se mantiene, no por la inexistencia de mujeres directoras, sino porque estas no han sido visibilizadas. Entonces, me parecía importante que haya festivales de este tipo para que nuevos modelos de pensamiento puedan ser difundidos. La dirección escénica, como gremio, debe ser de artistas y por tanto siempre a la vanguardia, con una perspectiva de mirar hacia el futuro, por eso es increíble que al día de hoy se mantenga la idea de que la dirección teatral sea un mero rol masculino, esto permanece en nuestro inconsciente colectivo.

Cuando empecé a dirigir me di cuenta de que me cuesta un extra que me escuchen, y eso tanto fuera como dentro de la escena, he vivido esa experiencia en mis carnes, cualquier otra mujer directora te lo va a comentar también (risas) pero es así, es una realidad. Por eso es importante que cada vez haya más directoras para que poco a poco rompamos esa barrera y que seamos valoradas no por nuestro género, sino por nuestro trabajo.

¿Cómo definirías tu dirección?

¡Qué gran pregunta! Creo que hay una parte de intuición muy grande de mi trabajo con el actor. Es decir, en mi cabeza puedo tener cincuenta obras que pueden salir de un texto, pero la relación con el actor es lo que me va a dar el producto final. Trato de estar muy atenta a mis actores y a lo que me proponen, desde ahí voy trazando un camino. Es importante saber que, si al actor no se conmueve, si no hay verdad y honestidad en esa idea, la tengo que desterrar por mucho que me guste y guardarla en un cajón para después.

También hay una necesidad de mi parte por acercar temáticas que me parecen interesantes desde iconos culturales al espectador de hoy, me gusta jugar con las estructuras clásicas para romperlas.

Estudiaste de la mano de profesionales como Sergi Belbel, Itziar Pascual y Alfonso Zurro en dramaturgia y dirección ¿Quiénes son tus referentes femeninos?

Hay dos grandes mujeres que de joven me marcaron mucho; Angélica Liddell, directora española reconocida en Europa, es muy performática y hace un trabajo controversial. Me ha calado mucho porque tiene tres pilares muy claros: el vuelo intelectual, la carga emocional y la visualización poética.

Otra mujer admirable es Pina Bausch, coreógrafa alemana, lamentablemente ya falleció, ella revolucionó el mundo de la danza y la expresión corporal, cómo entendemos el cuerpo y el gesto en escena, conocerla fue una apertura de mente total porque ella comienza a dar clases de danza después de la Segunda Guerra Mundial y termina en el top a nivel internacional con sus producciones. En todas ellas hay algo muy ritual que no se pierde, un vuelo poético increíble con una gran ruptura del movimiento.

¿Qué consejo podrías dar a las jóvenes actrices y aspirantes a directoras?
Desde muy pequeña siempre he hecho teatro y no me planteaba en otra cosa que no fuera ser actriz, lo que si me seducía mucho era contar las historias como yo quisiera, y rápidamente trabajé en proyectos donde dirigía, actuaba, e incluso, escribía. Eran proyectos personales donde asumía varios roles, eso de alguna manera me hizo agarrar mucha práctica y verme desde diferentes perfiles. Ha sido un trabajo de años para afirmar que hoy en día me dedico a la dirección, por ese motivo, les diría: ¡Que sigan! Toda la sociedad las necesita, las otras mujeres, hombres, niños, ancianos, necesitamos que las historias sean contadas desde nuevas perspectivas, y solo nuevos seres –en este caso las mujeres, que hemos tenido menos espacio– pueden contar las historias desde otra visión.
Gracias por la entrevista.
¡A ustedes!

Escrito por

TVRobles

Medio especializado en el sector Cultura.


Publicado en

TVRobles

Cultura para todos.