Por: María Zapata.

El pasado viernes 2 de abril, el señor Whilman Trujillo, principal guardián del centro arqueológico Palacio Inca de Oquendo, informó a las autoridades del Callao haber recibido amenazas de muerte por su labor como cuidador del sitio arqueológico. A pesar de que la denuncia fue realizada inmediatamente a las autoridades pertinentes, hasta la fecha, no le han brindado el apoyo solicitado.

Según el agraviado, el mismo día que acontecieron los hechos, un regidor de la Municipalidad Provincial del Callao le escribió un mensaje para decirle que, el día lunes, iban a visitarlo con la intención de coordinar los pasos que debía seguir para solicitar las garantías sobre su integridad física. No obstante, cuando llegó el momento nadie lo llamó ni buscó. Hoy, martes 6 de abril, aún continúa esperando una llamada de apoyo.

El Municipio del Callao no es el único que brilla por su ausencia, pues la Dirección Desconcentrada de Cultura del Callao, entidad que lleva coordinando acciones con Whilman para la protección de la zona arqueológica desde el 2013, tampoco se ha pronunciado. “La DDC Callao no me ha llamado para nada, a pesar de que les he comunicado. Solo me han escrito diciendo que van a proceder con la denuncia”, dijo el señor Trujillo.

Actualmente, la zona arqueológica Palacio de Inca está siendo tomada por niños y jóvenes que juegan en la explanada y corren sobre las ruinas, deteriorando el espacio cada vez más. Por tal motivo, exhortamos a las autoridades a comprometerse con una adecuada gestión de un plan que ayude a la conservación de este lugar que forma parte del patrimonio cultural de la nación.