Por: Michel Pando.

Rompe el paso (Into the Beat-Dein Herz tanzt) es un metraje alemán del 2020 y recién distribuida a nivel mundial por Netflix desde el mes de abril. Ambientada en el Hamburgo contemporáneo, la película de 98 minutos de duración está dirigida por Stefan Westerwelle. Quien realizó el guión junto a Hannah Schweier, además de trabajar con Andrej Melita en la dirección musical, aspecto importante del filme. Este drama romántico inmerso en el baile cuenta con un reparto lleno de talentosos bailarines y actores jóvenes, así como sus protagonistas: Alexandra Pfeifer y Yalany Marschner.

La trama se centra en la historia de Katya (Alexandra Pfeifer) y Marlon, ambos bailarines de géneros muy distintos. Mientras Katya proviene de una familia con un largo recorrido en el ballet clásico, Marlon es un huérfano apasionado por el hip hop con mucho talento. Ambos aman bailar y son como el yin y el yang, puesto que ella es la personificación del método y la academia en este ámbito, y él es pura electricidad y espontaneidad al bailar. Este par coincidirán en momentos cruciales de sus vidas y tendrán que afrontar decisiones que cambiará todo su futuro.

Rompe el paso por su nombre en español, es una película con una fotografía, color y música cien por ciento sincronizados para darle una atmósfera sensible. A diferencia de otras películas de género similar, todo el filme está lleno de romanticismo, y no del tipo “amor entre dos personas que se atraen”, que si lo hay, pero no se trata solo de eso. En efecto el baile aquí es el protagonista y está bastante romantizado, pero no del modo que las películas estadounidenses tienden a sensibilizarlo, donde al final ganar el premio de la competencia es la cúspide de las historias de baile. Aquí se consigue transmitir la pasión por este arte así como los problemas existenciales que engloban a los bailarines. Además, muestra las frustraciones, debilidades, riesgos, pasiones y alegrías que trae consigo vivir y crecer como un artista del ballet o el break dance.

Por otro lado muestra la disparidad de clases y por tanto las limitaciones que esto acarrea y como el baile puede ser tanto una cárcel así como un liberador. Es decir, mientras para uno de los protagonistas se convierte en un dilema existencial entre el deber y el querer, para el otro es su única oportunidad de salir adelante, y a la vez una esperanza que disfruta con cada molécula de su ser. Este encuentro entre dos mundos y pensamientos distintos, se ve igualado en una pista de baile donde las dos almas se complementan. En efecto, ver bailar a Pfeifer y Marschnere en la pantalla es energizante, emocional, conmovedor en todos sus aspectos; la película logra sumergirnos en esta pasión y para ello se vale de esta grandiosa pareja que en serio la “rompe”.

El largometraje alemán es bastante digerible y precioso de ver, sobre todo a aquellos amantes de la danza, así mismo a aquellos que no disfruten de esta disciplina, estoy segura que Rompe el paso los incentivará a enamorarse del baile y todas sus partes. Además de lucir los mejores parajes de la ciudad de Hamburgo como escenario del baile clásico y urbano, en un dilema donde brillará el talento, la pasión, el amor juvenil y los dramas en un cóctel que no tiene pierde.