La crítica situación de deterioro en la que se encuentra la histórica Ermita de Barranco, ha encendido nuevamente las luces de alerta en el distrito. La Municipalidad de Barranco, viene realizando gestiones –desde el momento que el Alcalde José Rodríguez asumió la distrital– junto a la organización World Monuments Fund Perú (WMF Perú) y un grupo de vecinos para la recuperación de este emblemático inmueble, declarado Patrimonio Cultural según Ley N.° 12389 publicado el 19 de agosto de 1955. Aunque existe una urgencia para la recuperación del monumento histórico, el Arzobispado de Lima, propietario del inmueble, no se han pronunciado al respecto.

Las instituciones arriba mencionadas, así como vecinos del distrito, se encuentran preocupados de que este edificio histórico de gran importancia para la ciudad se pierda y se encuentran atados de manos debido la falta de respuesta por parte del Arzobispado de Lima.

El proyecto de recuperar la Ermita volvió a tomar impulso a fines del 2015, cuando la organización internacional World Monuments Fund incluyó a este edificio patrimonial en el programa World Monuments Watch 2016. A partir de ese momento, diversas gestiones se retomaron entre el Arzobispado, la anterior gestión Municipalidad distrital, Plan Copesco Nacional y WMF Perú para viabilizar la ejecución del componente de restauración de la Ermita que era parte de un proyecto turístico de inversión pública.

En el 2016, el Arzobispado con el apoyo técnico de WMF Perú invirtió cerca de 60,000 soles en trabajos de emergencia en la Ermita a manera preventiva, mientras iniciaba el proyecto de inversión pública por parte de Plan Copesco Nacional y se desarrollaba el Expediente Técnico. Esta inversión representó la catalogación de todos los bienes muebles encontrados al interior del recinto, el apuntalamiento de la bóveda, la limpieza y desinfección del lugar y la colocación de una cubierta temporal para evitar el daño que representaba el anidamiento y muerte de los gallinazos que se posan en la Ermita. Sin embargo, los planes no se llegaron a concretar y la cubierta instalada, prevista para durar unos meses antes que se iniciara el proyecto de restauración luce hoy, con el paso de los años, totalmente desgarrada e invadida nuevamente por los gallinazos, continuando así con el daño ocasionado en el interior del recinto. Adicionalmente, el muro trastero de la iglesia se encuentra en un estado estructural de alto riesgo para las familias que habitan detrás de él y puede colapsar en cualquier momento o ante un eventual sismo.

Desde el año 2019, la Municipalidad de Barranco, bajo la gestión del alcalde José Rodríguez, y WMF Perú, han venido comunicándose con la mencionada arquidiócesis para brindar su apoyo en la búsqueda de fondos públicos o privados para la restauración y puesta en valor de la emblemática Ermita. Sin embargo, la institución eclesiástica, como propietaria del inmueble, no ha mostrado interés en el proyecto pese a las reuniones que se lograron mantener y de un tiempo a la fecha ya no responden a las comunicaciones de la Alcaldía de Barranco.

Ante esta situación, la WWF Perú hace un llamado a la colectividad, al Ministerio de Cultura, al Ministerio de Comercio Exterior y Turismo, a la Municipalidad Metropolitana de Lima, al Programa Municipal para la Recuperación del Centro Histórico de Lima (PROLIMA) y a los medios de comunicación para que con su apoyo el Arzobispado de Lima asuma la responsabilidad y se una al esfuerzo institucional para la restauración urgente de la histórica Ermita de Barranco.

Sobre la Ermita.

La Ermita de Barranco fue erigida en adobe y quincha a inicios del siglo XIX por el benefactor Caicedo, un panadero cuya esposa sanó milagrosamente por la intercesión de la Santísima Cruz que se veneraba en el lugar. En 1805 el clérigo de Surco, Pedro Bernardino Villalta, se hizo cargo de la culminación de las dos torres proyectadas en el edificio. Le sucedió el P. Gaspar Abregú, quien se encargó de los trabajos de nivelación del terreno, construcción de un sendero y levantamiento de 4 habitaciones para viviendas y un salón para servicios.

En 1863, el presbítero Manuel Andrés de la Fuente Chávez cambió el techo de la sacristía y colocó rejas en el cementerio que se encontraba en la parte posterior del templo. No obstante, el 14 de enero de 1881, tropas chilenas saquearon la Ermita y provocaron un gran incendio. Un año después, el edificio fue reconstruido a partir de las donaciones y colectas públicas bajo el encargo del capellán Manuel de la Fuente.

En 1900, el presbítero y la feligresía solicitaron la conversión de la Capilla en Parroquia. El arzobispo de Lima aceptó la petición y el 12 de diciembre de 1903, el presbítero De la Fuente fue nombrado primer cura párroco de la nueva Parroquia de la Santísima Cruz de Barranco. Sin embargo, en 1940 la parroquia sufre los embates del gran terremoto que asoló la costa de Lima, causando daños, principalmente en la cubierta y las torres. En dicho estado permaneció y continuó atendiendo a los fieles, hasta que en 1958 se clausuró por razones de seguridad.