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FioLoba: “El arte ha nacido para contrarrestar la violencia”

Entrevista a Fiorella Terrazas, poeta, activista y gestora cultural peruana, a propósito de su nuevo libro “Cam Girl & Other Poems”, primera edición bilingüe de su poesía.

Publicado: 2021-12-12

Fotografía por: Ignacio Prudencio Curi.

Por: Selva Vargas.

Fiorella Terrazas, aka FioLoba, nos recibe en el espacio que encontró buscando el mar. En su torre, que pareciera ser un núcleo fuera del espacio territorial de la casa, Fiorella nos presenta a Berta y Mototaxi, sus dos computadoras que la acompañan en la habitación desde donde se desploma la sorpresiva luz de un más recurrente tímido sol de Miraflores. “Este clima no hay todos los días”, sentencia.

Fiorella ha escrito durante los últimos cinco años una serie de poemas que ahora han tomado forma de libro: Cam Girl & Other Poems (2017-2021), edición bilingüe de la editorial independiente peruano-estadounidense Dulzorada Press, especializada en la publicación de ediciones bilingües como medio de difusión de la literatura y poesía latinoamericana a nivel mundial. A continuación, la entrevista:


Este libro reúne tu poesía escrita desde el 2017 al 2021, donde se incluyen poemas de algunas de tus otras cinco publicaciones anteriores. ¿Cómo nace esta idea de hacer libros?

Yo escribo desde los ocho años, nunca pensé publicar. Como todos los escritores y escritoras seguramente saben, empieza como jugando o empieza como catarsis, también empieza como investigando lecturas y gente que te va gustando en el camino, historias que te plantean paradigmas, te plantean cuestiones, entonces tú dices “yo también quiero decir algo” y empiezas a escribir, pero en el 2010 se me dio la oportunidad de poder ir a participar y exponer este tipo de cosas en un recital de poesía. Después de eso ya me di cuenta de que era lo mismo que lo que había sentido de niña, los mismos nervios, pero la misma satisfacción de decir el himno, la canción, poema que yo quería decir y contar la historia que quería contar.

Al continuar haciendo esto, dije “¿por qué no sacar un libro?”, porque estaba también participando en ferias de fanzines, de editoriales independientes. Existía El Averno todavía y era el lugar a donde yo iba. Había gente de mucha más edad que ya estaba consagrada y se conocía el lugar de “pe a pa”, pero yo recién estaba aprendiendo qué era esto de una publicación de un poemario.

Empecé a tener amigas y amigos que ya habían publicado y gente que cerca de mi edad también ya había publicado. Entonces, yo decía que creo que debo pulir de alguna manera lo que estoy escribiendo y formar una propuesta nueva o hacer escuchar mi voz de alguna manera. Empecé a autopublicarme; entonces, empezó la autogestión.

El 2013 salió la primera plaqueta de poesía, chiquitita, cartonera, que incluso la portada era sellada, era todo muy manual, se presentó y se llamó Dejo cabellos en los bares y fue un primer acercamiento de mi poesía a la mano de la gente.

¿Cómo ha sido el proceso para llegar ahora a una edición traducida, mucho más amplia?

En la editorial, sin que yo sepa, se adquirió los libros que había sacado autogestionadamente desde el 2013. Me escribieron y me dijeron que habían leído mi obra completa, hicimos una primera reunión y yo sentí que me entendieron porque eso era lo que me pasaba también con editoriales acá en Lima, las editoriales no comprendían mucho de mi visión. Tenía una visión muy surrealista, hasta ahora, muy barroca para mucha gente y a ellos no les satisfacía eso.

No me quedaba con las ganas. Invertía mi propio dinero para ir a una imprenta y hacía todo el planeamiento, y yo misma editaba, siempre pidiendo ayuda de amigos. Claro, no era una edición sólida.

La editorial me planteó tomar también poemas que están en libros publicados, los editarían, pero dependía de mí cómo quería mostrar la obra. Pueden ser poemas en orden cronológico, que todo el mundo lo ha hecho, y yo dije que no porque yo no quiero escribir como nadie y quiero ser completamente diferente, porque soy géminis y soy rebelde y no me gusta parecerme a nadie, quiero ser un bicho raro, y es algo que lo digo incluso en los talleres de poesía que doy: sean raros, sean extraños.

Esta editorial Dulzorada sí me entendió, conversamos un montón y decidí plantearle ese libro, pero en orden emocional. Yo creo que los poemas que van a encontrar no son los mismos que han estado en libros anteriores, porque fueron tomados de aquí y de allá, es bien difícil que des cuenta de qué librito será cada poema. En este libro ya está lo más importante que quiere decir esta escritora en una obra grande. Quería salir un poco de la cronología, yo creo que no soy de ningún tiempo, yo creo que soy atemporal y que los libros son atemporales.

Es interesante seguir el sendero por el que nos lleva el libro, desde “Inanición/Starvation”, la primera parte, hasta “Poe-Futuro”, la última y más extensa sección. Ocurre una especie de transformación entre, primero, una juventud apesadumbrada, para adelante dar paso al empoderamiento de ese apesadumbramiento, que se ve reflejado claramente en los tratados-poemas de la perdedora y ganadora.

Sí, eso ocurre también porque es lo que nos pasa en la vida a todos, primero estamos en la total negación, por eso le llaman a la generación nueva a la que yo me dedico, porque yo creo que estoy escribiendo para esta generación nueva, que es la generación de cristal, y quiero que entiendan que todos hemos tenido un momento cristal, yo lo he tenido y particularmente también estoy diagnosticada con depresión severa, entonces ya de por sí la depresión me ha acompañado siempre y he aprendido a lidiar con ella.

Cuando tenía 25 años dije “oye, voy a aceptar que soy una perdedora, que soy triste y esta va a ser mi revolución”. Empecé a abarcar esa teoría y creé “Los tratados de la perdedora”, pero luego ha pasado el tiempo y me siento tan cómoda con esta tristeza que me siento feliz estando con mis amigas, perreando sola, bailando, siendo quien soy, luchando por mis sueños, trabajando y rompiéndome el lomo para ganarme mi dinero, para ayudar a mi vieja, para ayudar a mi hermana, para ayudar a mi familia, para ayudar a mis amigos, para ayudar a mi asociación cultural, a todos los proyectos que tenga, que digo, “no estoy del todo perdedora”.

La perdedora era la triste, necesitaba de eso para luego brotar, para decir “oye, no, de verdad he ganado, voy a hablar mejor de las cosas que estoy ganando”, y planteé “Los tratados de la ganadora”, que es más como rapeado, ¿sabes? Porque cuando yo lo recito tiene un sonido como rapeado.

Convergen también ciertos tópicos recurrentes en tu poesía, como la virtualidad, el internet, las redes sociales y elementos de este imaginario como los emojis.

Sí, estoy más enfocada en esta nueva generación, porque creo que es la generación que está despierta con sus sentimientos, sus sentires, entonces creo que también escucha esa parte mía también. Yo no quiero sentir como boomer, quiero seguir sintiendo como niña, quiero seguir sintiendo como adolescente, con esta madurez que inevitablemente llega, pero quiero seguir sintiendo y planteando esto, y esto también interpela en el lenguaje porque el lenguaje está vivo, lo decía Susy Shock, el lenguaje está vivo, el lenguaje va a ir transformándose y va a ir manejándose de acuerdo a cómo pasen los días. De acuerdo cómo pasen los días yo voy a usar F, ya choteo a alguien diciéndole F. Ahora uso los emojis, hay otro tipo de lenguaje y eso se plantea porque la mayoría lo usa.

Si yo quiero que la gente me entienda y yo quiero entender a la gente, tengo que usar este lenguaje también, y me gusta, y me parece divertido porque es romper el molde del lenguaje a lo visual, y romper el molde del lenguaje a lo sonoro, y plantear ya no solamente una poética escrita y aburrida, sino ya sonora, ya incluso existen los clips de poesía que empezaron como videopoemas hace tiempo, pero ya tienen música, ruiditos del Messenger del WhatsApp, y encima ya es nostálgico porque ya hemos pasado tanta vida usando internet que ya estamos inevitablemente unidos a estos sonidos.

“Escribo poesía para no insultar-no fusilar-perdonar a quien nos embriagó en invierno y nos disparó en la calle aledaña”. ¿Son también cantos a la ciudad, a Lima?

Yo vivía antes entre El Agustino y San Juan de Lurigancho y la juventud ha sido bien mezquina en muchos aspectos desde que yo era muy niña. Emocionalmente y políticamente vivimos una orfandad y necesitaba hablar de lo que ocurría. Desde que era niña ya necesitaba hablar de lo que ocurría, de los pandillajes, de lo que hacían los niños, las niñas en las calles, trabajaban. Yo estudiaba con niños y niñas que estudiaban y trabajaban. Me interesa mucho hablar desde esa perspectiva, de la calle, de lo que está ocurriendo.

Necesito hablar desde el punto de vista de la urbe. Yo he estado en la calle desde que tenía 10 o 9 años, le hacía renegar a mi viejo, pero a mí me gustaba estar afuera conversando porque me contaban sus historias, tenía muchas historias que tenía que plantear y ya las estaba narrando, por eso que desde niña compré diarios y en los diarios estaba contando no solo mi vida, sino la vida de los otros, y ahí es lo que se forma el inconsciente colectivo.

Como dices, en tus poemas también se manifiesta el tema social e incluso la violencia política, sobre todo en “Power”, la sección donde las reflexiones de la primera parte se convierten en acciones, desde esta idea de combate desde la poesía. Zurita dice: “No hago diferencia entre poesía, política, amor y arte”. ¿Se puede ser poeta y escribir al margen de los compromisos políticos?

No hay forma. El arte nace de la inconformidad, no puede haber arte donde todo es hermoso, eso no existe. Donde todo es paz y amor no hago arte, voy y vivo, lo gozo, pero no existe eso. La vida es cruel, la vida es triste, existe la guerra. El arte ha nacido para contrarrestar eso, para contrarrestar esa violencia. Por ende, el arte se ha creado para crear cosas e ideas que van a contrarrestar esa guerra y ahí ya es una cuestión política.

Soy muy de las tres P, no sé a quién se lo escuché una vez, pero me copié, que es: protesta, propuesta y producción. Un artista puede protestar, propuesta es qué cosa vas a proponer para que por lo que protestas deje de ocurrir, y producción es que produzcas lo que has propuesto y así vas haciendo cosas y no se queda en palabras vacías. Eso es “Power”.

De la misma forma, quizá otro elemento que podemos encontrar en tu poesía es lo que Legacy Russel denominó “feminismo glitch”, donde el internet juega un papel importante en la ruptura de ideas hegemónicas sobre género y sexualidad. ¿Han sido la poesía y el mundo digital herramientas para sepultar ideas heteropatriarcales?

Sí, creo que cualquier tipo de arte te sirve para eso. Hoy en día vivimos en una sociedad que ya está tratando de visibilizar mucho más, aunque falta todavía camino por recorrer.

Ya se están visibilizando también nuevas formas de expresión artística, como el drag, que yo lo admiro. Manifiestas tu posición, te celebras, al menos intentas celebrarte y ya no hay alguien que te esté diciendo “no, esto es arte, esto no”.

Muchos de los poemas fueron escritos también en medio de la crisis sanitaria por el Covid-19. ¿Qué papel tuvo la poesía en tu vida en este periodo?
Creo que cualquier artista ha estado en pandemia produciendo. Hemos estado en encierro. Es como Thom Yorke cuando se encerraba con la banda Radiohead a experimentar y hacer un disco nuevo.
Con la diferencia de que en el caso actual ha sido una situación obligatoria.
Superobligados, pero también con una gran oportunidad. Yo incluso abrí un podcast, empecé a dar talleres, me metí a talleres donde estaban escritoras que yo admiro, como Rosella Di Paolo, Victoria guerrero, Violeta Barrientos, que me han ayudado incluso a releer todas estas escrituras que ahorita están ya publicadas en el libro.
Tuviste la oportunidad de probar formatos y plataformas nuevas, como hacer tu propio podcast. En ese sentido, ¿puede decirse que el artista es artista buscando, experimentando, descubriendo?

Sí, ahora con los aplicativos. Me parece que es un mundo increíble esto de los aplicativos, la tecnología, yo amo internet porque si no no existirían estas aplicaciones que me han ayudado para exponer mi poesía al mundo. Tal vez si no hubiera tenido estas posibilidades Dulzorada no se hubiera dado cuenta de mí, de repente no tendría los alumnos que tengo, que son de México, de Argentina, de Ecuador, no estaría trabajando como editora en una revista de México.

Hay muchas cosas que el internet me ha dado y estos podcasts los veo como audiolibros, que yo misma hice la producción completa en un aplicativo y lo subí a Spotify, como arte de magia, siento que es como magia.

¿Qué es lo que Fiorella Terrazas, FioLoba, busca en estos momentos?

Avanzar la novela que estoy escribiendo, de crimen, que es ciencia ficción cyberpunk, yo soy fan de eso, fan de los animes, de los mangas. Me encantan estas cosas, lo he leído también en novelas de ciencia ficción de Ray Bradbury, Philip K. Dick, Isaac Asimov.

Creo que lo que sigue es seguir haciendo poesía desde ese punto de vista que tengo, y hacer la novela, que es un planteamiento nuevo, seguir reglas, en la poesía no se siguen reglas, pero soy responsable y soy supermetódica, porque me lo tomo en serio. Y otra cosa que me he planteado en el futuro es escribir de repente cuentos para niños.


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