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Fernando Luque: "Todo proceso artístico es una suma de fracasos"

Dirige con orgullo El Goce Shakespeariano, obra que fusiona la música electrónica con el teatro clásico.

Publicado: 2023-11-18

Por Kiara Barrios

Conversamos con Fernando Luque, experimentado actor y director de teatro sobre  El Goce Shakespeariano, su más reciente montaje. La obra entrelaza siete escenas magistrales de la literatura de Shakespeare con la punzante energía de la música electrónica.

La puesta en escena está conformada por egresados de su taller de formación actoral y se puede disfrutar en el teatro de La Vaca Multicolor, ubicado en Lince, de jueves a domingo a las 8 p.m. hasta el 26 de noviembre. Las entradas están disponibles en Joinnus.


Tienes una fuerte predilección por lo clásico, casi una suerte de obsesión con Shakespeare ¿A qué se debe?

En lo clásico existe siempre un trabajo que me parece verdaderamente poético, hay una exquisitez en hablar como hablan los personajes de Shakespeare - casi como si fueran poemas - que dirigen a una cuestión estética virtuosísima que siempre me ha atraído mucho.

Es ese mismo poder que se traslada, por ejemplo, al valor monumental que poseen las catedrales, con grandes murales y pórticos hechos al detalle, esa belleza es la que siempre me ha fascinado y me ha parecido un condimento necesario en el arte. Además, Shakespeare alimenta esta cuestión estética con una profundidad filosófica y una fuerza espiritual e intelectual particularmente potente.

Todo ese cóctel intelectual bastante intenso, artístico y estético lleva a la reflexión, la manera en la que los personajes interactúan entre sí, cómo se enfrentan a complicadas situaciones y la reflexión ética que Shakespeare siempre resuelve con una honestidad escalofriante es lo que me atrae tanto de este repertorio.

Hablando del virtuosismo de Shakespeare, hay bastante riqueza poética en "El Goce Shakespeariano" ¿Cuál fue el elemento clave para seleccionar a tu elenco?
He tenido la suerte de trabajar con estos chicos hace poco más de dos años. Ellos hicieron todo el módulo de mi Taller de Formación Actoral (TAFFEL) y al haber trabajado con ellos largamente he visto su proceso y esfuerzo, cada miembro del elenco posee sus propias particularidades y en función de esas he tratado de dar personajes lo más acordes a lo que pueden representar. Ya con la puesta en escena se ha dado la posibilidad de trabajar como un coro y me he enfocado en tratar de sostener el drama entre todos los actores al mismo tiempo. Ese ha sido uno de los objetivos del montaje: Sostener el drama.
Hay un sentido bastante artístico en la obra reflejado en la luz ¿Quiénes fueron tus referentes?

He realizado justamente el trabajo de luz tratando de imitar y seguir los pasos de grandes pintores, como el Johann Heinrich Füssli, pintor de lo sublime. Él elaboró magistrales cuadros sobre Shakespeare: El asesinato de Duncan en Macbeth, el hechizo de Titania en Sueño de una noche de verano, las escenas de Romeo y Julieta, entre muchos otros. 

Un referente también ha sido Caravaggio, quien tiene un manejo de la luz bastante peculiar, he tratado de aprender y aplicar algunos patrones en las escenas, por ejemplo, generar contraluz haciendo que provenga de los lados, para que caiga como una luz de calle.

Esta influencia, sin duda, viene acompañada de un director peruano-francés que también ha trabajado mucho el sistema de luces. De esta forma he ido componiendo en escena, pensando en que la luz de Julieta tenga una naturaleza que haga reminiscencia a un cuadro de Füssli, así El Goce Shakespeariano se ha ido pintando en el escenario. 

¿En qué momento la música electrónica ingresó a completar todo el cuadro?

Hace tiempo que quería hacer algo así. Siempre he sentido que la música electrónica tiene ese sentido de embriaguez, de potencia energética que también tiene Shakespeare; de precipitación, como en un trance. 

Al ser una música repetitiva y que constantemente explota - como las escenas de la obra - es bastante climática. En ese sentido me pareció que era una buena manera de enlazar una obra arcaica - hasta cierto punto - con nada más contemporáneo que una música computarizada. Me pareció que se podía hacer un lazo bastante provocador y revigorizar las escenas de la obra con este tipo de coreografías. 

Todo se decidió al inicio de la propuesta, algo que también conozco es el baile house, ahí entró Jordan Grijalva a apoyarnos y, finalmente, Andrea Alvarado me ayudó a aterrizar todas las ideas de coreografía que tenía en la cabeza para poder realizar el conjunto de transiciones musicales, las cuales también son como preludios de la escena que se va a ver más adelante.

¿Qué componente es el que más te persigue al momento de elaborar una propuesta escénica?

Mi búsqueda podría describirse como un intento, hasta cierto punto, fallido. En el sentido de que todo proceso artístico es una suma de fracasos, hasta que después de muchos años de carrera puedes ver toda esa suma de fracasos como un gran éxito. 

Uno de los autores mas relevantes e influyentes para mi ha sido Nietzsche y uno de los libros que más me ha calado ha sido El nacimiento de la tragedia, que como bien dice el nombre habla del origen de la tragedia griega y qué es lo que vendría a ser lo trágico. Hasta ahora yo no siento que logre conseguir este efecto trágico con los montajes que he realizado. Estoy inspirado en la catarsis aristotélica y - hasta ahora me pregunto - si el teatro que he hecho y que hacemos es verdaderamente catártico o si con catarsis los griegos se referían a otra cosa. Es una pregunta que me realizo muy en serio y a la que no he dado respuesta.

Esa es un poco la búsqueda, un poco abstracta y quizás aun he terminado de encontrar exactamente lo que quiero, pero en todo caso, me gusta eso. Me mantiene estimulado con respecto a las otras obras que quiero hacer hacia el futuro.

Para terminar con esa reflexión me gustaría recordar a Fernando de Szyszlo, cuando le preguntaron cuál creía que era su mejor cuadro él respondió que todos sus cuadros eran una especie de borrador de un gran cuadro que nunca pudo hacer, y que estaba compuesto por todas esas pinturas. Entonces, hay una línea de esta búsqueda de lo trágico en la que a veces siento que triunfo, en otras no logro lo que quiero, pero al menos avanzo.

Hablando sobre la formación, estudiaste con íconos como Roberto Ángeles, entre otros. ¿En qué momento te imaginaste estar del otro lado de las aulas?

Una de las particularidades de las clases de Roberto es que los alumnos participan bastante en los comentarios de las escenas que presentan sus compañeros. Entonces inmediatamente la comentas - con una crítica constructiva - para que la otra persona pueda llevar mejor su escena, ahí fue donde yo me di cuenta de que me gustaba comentar. Sentí que podía dar apreciaciones acertadas.

También he pasado por experiencias de dirección muy alejadas muy alejadas de sentarme a ver la escena. Yo dirijo un poco más desde dentro del escenario, hasta cierto punto, interpreto al costado del actor y voy acompañándolo energéticamente, sin intervenir con su trabajo, me gusta ir sintiendo un poco lo mismo que el actor y así se me ocurren ideas mucho más interesantes. 

Con Roberto supe desde un inicio que tenia esa idea: comentar para poder dirigir un montaje, lleve este aprendizaje hasta el punto que a los cuatro años de haber culminado el taller me mandé con un proyecto personal tomando el trabajo de dirección en El camino de los pasos peligrosos de Michel Marc Bouchard.

Este 10 de diciembre inician las audiciones para tu taller de formación actoral ¿Cuál es la actitud que buscas en tus futuros alumnos?

Definitivamente yo exijo que haya verdadera pasión y rigor por su formación actoral. Entiendo perfectamente las prioridades laborales que puedan haber, pero es necesario que su formación sea también una de sus prioridades y que tengan la disposición para que la obra salga lo mejor posible.

Traer el texto aprendido, generar una propuesta, obsesionarse con el personaje, se me hace necesario en mi proceso actoral. Y esto último lo digo por un capítulo de La construcción del personaje de Stanislavski en el que el protagonista - que llega a ser como un alter ego del autor - se obsesiona, sufre y no sabe qué hacer con su personaje porque todos sus amigos ya tienen uno, pero él no. Así que sigue perseverante hasta que de pronto, casi mágicamente, el personaje llega con esta búsqueda, cuando menos se lo espera, y con esto entiendes que al final el personaje parte de uno mismo, actuar es una creación hacia adentro. 

Es una búsqueda personal y espiritual en la que vas creando personajes fascinantes e interesantes, que luego compartes con el público, y eso es lo más importante. Obviamente si alguien tiene talento este tipo de cosas ayuda le muchísimo y eso nadie lo va a negar - pero he visto casos, y no pocos - en el que comenzaron sin poder hablar alto y fuerte en el escenario.

Varios de los que están en el montaje de El Goce Shakespeariano empezaron con muchos obstáculos y dificultades para expresarse, y a punta de trabajo, perseverancia y rigor ahora están absolutamente fascinantes, brillantes. Son capaces de hacer un trabajo conmovedor del que no podríamos estar más orgullosos. Ese tipo de actitud es lo más importante.

La forma más dulce en la que uno sale del teatro es con la sensibilidad que nos genera lo visto en escena. ¿Cómo crees que contribuye la formación a nivel artístico para la sociedad?

En la antigua Grecia el teatro era un elemento fundamentalmente político, yo imagino que el efecto catártico del que hablaba Aristóteles era un efecto similar, claro que son sus marcadas diferencias. En el arte hay un efecto terapéutico que va más allá de lo físico. 

Las disciplinas artísticas te permiten comprender cosas sobre ti mismo, sobre la vida, sobre otras personas y sobre cómo funciona el mundo. El arte nos acerca a la verdad. Y esto ayuda a la comunidad a sentirse sanas espiritual y emocionalmente, lo que luego se traduce a lo físico. Hay una frase, hermosa, que dice "El teatro es una escuela de llanto y una escuela de risa", parafraseándola, en el teatro realmente aprendes a reír y a llorar, y sí se necesita para entender el verdadero potencial de la vida, el arte es una escuela de vida tanto para artistas como espectadores.

¿Hay algo que no hayas tenido oportunidad de decir en una entrevista? ¿Cuáles son los proyectos de La Vaca Multicolor?

Primero, me gustaría que puedan venir a conocer todo lo que se esta haciendo en La Vaca Multicolor, porque verdaderamente me entusiasma lo que estamos construyendo, creo que es una apuesta valiosa, que me hace sentir muy satisfecho.

Me apena todavía tener ciertos obstáculos para hacer proyectos más grandes, pero creo que el objetivo más sublime sería promover que la mayor cantidad de personas pueda acercarse al teatro, deseo que se genere una cadena de producción artística.

Y, sobre todo, que a futuro puedan acercarse personas que verdaderamente se preocupen por la excelencia y la calidad de la obra, me proyecto a ser alguien que ha aplicado todo su esfuerzo para que La Vaca Multicolor continúe siendo un espacio en el que se construye belleza, siempre he tenido esto como una consigna personal: Hacer todo lo que esté en mis manos por generar cosas lo más bellas posibles.

Por sobre todo, para mí, la belleza incluye exigencia, rentabilidad, profundidad estética, reflexión filosófica, intensidad y potencia. A mi modo de ver, todo esto conforma lo bello, y eso es algo que me gustaría compartir.

¡Gracias, Fernando!
A ustedes. ¡Los esperamos en El Goce Shakespeariano! 

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