Por: Bryan Egúsquiza.

El pasado viernes 22 de marzo, el Palacio de las Artes de Miraflores se erigió como custodio de memorias y sueños, albergando en su seno un homenaje póstumo, reverente y solemne a Carlos Quizpez Asín, espíritu inquieto y alma de pincelada segura, a quien se dedicaron las tres salas del recinto, bajo la atenta curaduría de Jorge Bernuy, guardián de este encuentro entre arte y memoria.

Como quien abre un baúl de recuerdos, la exposición desempeña, con meticulosa devoción, ochenta obras que narran, en trazos y colores, la odisea creativa de Quizpez Asín. Revelando a los ojos del mundo la versatilidad de un artista que, como un alquimista, transformaba el dibujo, la muralización y la paleta de colores en ventanas hacia universos donde el cubismo danzaba en armonía con su visión.

El arte, esa poesía de lo visual que se desgrana en lienzos y esculturas, halló en Carlos Quizpez Asín un profeta, un visionario que, armado de pinceles y sueños, desafiaba la realidad para moldearla a su antojo. Su obra, reflejo de un alma que no conocía de límites, vibraba con la autenticidad de quien se sabe explorador de su propio ser y del cosmos. Para Quizpez Asín el arte fue ese fundamento y extensión de su propio cuerpo y alma, de hecho, en una revelación que pone de manifiesto la profunda conexión entre el arte y su existencia, el renombrado artista expresó: “Si dejara de pintar terminaría por suicidarme”.

El baluarte del arte moderno en el Perú encontró en Europa ecos y respuestas a preguntas que ni siquiera sabía poseer. El arte en su país, en su contexto, estaba por los suelos, pero eso no fue impedimento para su gran ejercicio de creación. Con César Moro, su hermano, compartió más que sangre; compartió el ansia irrefrenable de dar vida a lo inanimado, de dotar de alma a la materia. Y aunque sus pasos lo llevaran lejos, siempre regresaba a Lima, a ese hogar de contrastes donde, finalmente, como maestro en la Escuela Nacional de Bellas Artes, cultivó futuras generaciones de artistas.

La retrospectiva de Quizpez Asín subraya la importancia de la memoria cultural y el reconocimiento del arte como un componente vital de la identidad colectiva. Al rescatar y exponer su obra después de 16 años de silencio, el evento no solo rinde homenaje al artista sino que también actúa como un medio de reafirmación cultural, revalorizando el arte moderno peruano y sus contribuciones al tejido cultural más amplio. Esto refleja cómo las sociedades utilizan el arte para narrar sus historias, transmitir valores y reflexionar sobre su propio desarrollo.

Finalmente, la obra de Quizpez Asín y su enfoque en la autenticidad, la experimentación y la expresión personal invitan a reflexionar sobre el papel del artista en la sociedad. A través de su viaje y su compromiso constante con el arte, Carlos encarna la figura del artista como explorador de la condición humana. Su capacidad para sintetizar influencias y buscar nuevas formas de expresión refleja la tensión entre tradición y modernidad, un tema recurrente en el análisis sociológico del arte.

Carlos Quizpez Asín, de sonrisa serena y corazón ardiente, fue y sigue siendo un faro para el arte moderno en Perú. El Palacio de las Artes de Miraflores se convirtió en altar y refugio, no solo de su obra, sino de su inextinguible espíritu. Por esta razón, la plástica peruana está de fiesta y todos están invitados a ser parte de este evento, que se llevará a cabo hasta el 5 de mayo. La entrada es libre.