Por: Marielena Castillo.

El pasado jueves 21 de marzo, se inauguró la exposición “Memoria hecha ofrenda”, en el Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social. La sala del segundo nivel, “Mamá Angélica”, abrió sus puertas para ofrecer al público un santuario de expresión femenina, identidad y resiliencia. 

Bajo la curaduría magistral de Brenda Ortiz Clarke nueve talentosas artistas han entrelazado sus historias con ofrendas únicas al altar de la memoria colectiva femenina. Las obras realizadas con diferentes técnicas, estilos y motivaciones, están dispuestas como plegarias visuales que invitan al espectador a la travesía íntima de la introspección y la remembranza de la historia. 

Por ejemplo, Carmen Reátegui fusiona la iconografía católica con la esencia popular de Sarita Colonia, invitando al espectador a cuestionar las fronteras entre lo sagrado y lo profano; mientras que, Verónica Penagos plasma con maestría trazos sublimes que encarnan el amor y la fertilidad, sin perder de vista la inmensa fuerza que estas cuestiones conllevan. 

Por otro lado, Ana de Orbegoso rinde homenaje a la fortaleza femenina con su “Relicario en resiliencia”, un recordatorio conmovedor de la capacidad humana para persistir ante la adversidad. Ivet Salazar, por su parte, nos conecta con la ancestralidad mediante el registro de la creación de un telar de cintura en la Huaca Pucllana, en un testimonio visual sobre la continuidad de la tradición y el legado. 

Cada obra, desde la poderosa reflexión de María Eugenia Moya sobre los abrazos que no logramos dar a tiempo, hasta la posición de Verónica Cerna sobre la construcción social de la maternidad, ofrecen también una postura interesante sobre la complejidad del ser humano. En esa sinfonía de expresiones, también se resalta el trabajo de Graciela Arias, donde presenta a una mujer poderosa acompañada de otorongos, ofreciendo alimentos a la Pachamama en un acto de devoción a la madre tierra; y el trabajo de Ariana Macedo, erigiendo una mesa de memoria para honrar a las generaciones femeninas pasadas que han moldeado nuestro destino con su sacrificio silencioso al asumir roles ya pre establecidos para ellas. 

Por último, y no menos importante, el trabajo de Claudia Caffarena nos invita a contemplar la figura del cacao y su deidad sagrada, recordándonos la abundancia, pero también la importancia de buscar la sanación. Sin embargo, más allá de las obras individuales, “Memoria hecha ofrenda” es un testimonio colectivo de resistencia, redención y remembranza, una celebración de la humanidad y de la complejidad del espíritu femenino. Con eventos adicionales programados durante el mes de abril, como el desarrollo de talleres, estas nueve artistas nos invitan a reflexionar sobre nuestro pasado, a honrar nuestro presente y a defender nuestro futuro.

Esta exposición, abierta al público hasta el 26 de mayo, más que una muestra de talento artístico, es un altar vivo dedicado a la memoria, la feminidad, convirtiéndose en un lugar donde el pasado, el presente y el futuro convergen en un abrazo eterno.