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foto por: Liz Contreras P.

Realizan conversatorio “Arte Tradicional Yine y Matsígenka” en el Museo Etnográfico Amazónico Pío Aza

Actividad contó con la presencia de 12 maestras artesanas del Bajo Urubamba.

Publicado: 2024-10-08

Por: Liz Contreras P.

El pasado domingo 6 de octubre, se realizó el conversatorio “Arte Tradicional Yine y Matsígenka”, organizado por el Museo Etnográfico Amazónico Pío Aza y la Asociación de Pueblos Artesanos, contando con la participación de 12 maestras artesanas del Bajo Urubamba, provenientes de 6 comunidades, Rubén Baldeón de la Asociación de Pueblos Artesanos y del padre Luis Enrique Ramírez.

foto por: Liz Contreras P.

Las artesanas Yenny Diaz Vargas y Elia Vargas Pacaya son de la comunidad de Nuevo Mundo, Hortencia Mañarite Priale y Paulina Fuentes Viteri de Kirigueti, Rosalia Italiano Demetriz y Marlene Piñarreal Serrano de Shivankoreni, Teresa Sebastián Sandoval y Erlita Sebastián Caleb de Miaría, Marisol Vargas Auca y Lila Matias Arisha de Camisea y finalmente, Dolores Primo Primo y Guadalupe Flores Saringaveni de Timpía.

La actividad empezó con las palabras de Mónica Villanueva, gerente de difusión cultural del Centro Cultural Pío Aza, quien dio un preámbulo en cuanto al contexto actual que ellas atraviesan.

“Los Matsigenka es el grupo mayoritario del sur-oriente peruano, según el último censo realizado serían alrededor de 11,000 habitantes. Los Yine, antes conocidos como Piro, y localizados en la misma zona, cuentan con comunidades conocidas como Sepahua, con aproximadamente 3,000 habitantes a más”, comentó Villanueva.

Villanueva agregó que, “[…] los dos grupos pertenecen a la familia Arawak y trabajan con el algodón, recurso con el que trabajan las prendas que visten como las cushmas, tocados, así como emplean el diseño Yonga, declarado patrimonio cultural, en sus blusas, acompañados de collares, pulseras y aretes”.

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Rubén Baldeón agradeció la disposición de las maestras artesanas de participar en el evento, así como el espacio brindado para el conversatorio, dándole paso a la primera artesana.

Continuó Teresa Sebastián, presidente de las mujeres artesanas. “Anteriormente nos decían Piro, porque los primeros españoles al llegar a la comunidad, por no saber pronunciar correctamente ‘Perú’ decían que éramos de “piro”.

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“Las plantas medicinales nos transmiten conocimiento, sabiduría, inteligencia. Por eso yo me siento orgullosa que nuestro departamento Cusco sea el ombligo del mundo, y siento que Megantoni es el corazón del mundo, es donde está la energía”, añadió la maestra artesana.

Erlita continuó con el desarrollo del evento, comentando las actividades que suelen realizar diariamente en su comunidad como cushmas, canastas, cerámica, entre otros, así como narró la historia de cómo aprendieron a tejer.

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“Un día, una señora maravillada por la rapidez y la calidad de los telares de una araña, le pidió a ésta que le enseñara a tejer. La araña se transformó en mujer y le dijo a la señora que coseche el algodón para que pueda enseñarle, a lo que la señora accedió. Luego de unos días, la señora regresó al lugar a retirar el algodón y encontró muchas prendas tanto para su familia como para ella, regalo que le había hecho la araña. Pero las vecinas, envidiosas de las nuevas prendas que llevaba esta señora, le dieron masato hasta que ella terminó relatando su conversación con la araña. Cuando la araña se enteró de esto, se enojó ya que lo único que le solicitó a su aprendiz fue discreción, y al incumplir esto, le echó una maldición que continúa a la actualidad: las artesanas ya no tejerán con rapidez. Por eso es que hoy nos toma mucho tiempo poder cosechar el algodón, lavarlo, y recién podemos tejer, nos toma semanas o meses poder sacar nuestras prendas”, narró Erlita.

La cerámica también tiene su historia, y Erlita compartió ello. “Una señora, mientras trabajaba con cerámica, vio a un pajarito –nosotras le conocemos como el Mococo– haciendo su nido, y le pidió que éste le enseñara. Y es por la enseñanza del pajarito es que ahora nosotras podemos hacer platos”, relató Erlita.

Continuó Marlene Piñarreal, relatando sobre el proceso de convertirse en maestra artesana.

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“Yo aprendí (la artesanía) a los 35 años cuando empecé a vivir en Megantoni. Mis papás son de Matsigenka, y ellos solo se dedicaban a la agricultura, no les importaba la artesanía”, comentó Piñareal.

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Paulina Fuentes continúo con el evento. “He aprendido artesanía desde niña. Recolectaba plumas, dientes, huesos de animales. Mi mamá tenía sus diseños de cada ave o animal, y no dejaba que tocara sus materiales […] cuando mi mamá se iba a la chacra yo empezaba a hacer artesanía, agarraba sus materiales y me escapaba al bosque para hacerlo”, comentó Paulina, añadiendo que al crecer se dio cuenta que cada artesana manejaba un diseño para realizar sus productos.

Elia Vargas de la comunidad de Nuevo Mundo continuó junto a Yenny, quien le ayudó con la traducción del Matsigenka al español.

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“Nosotros queremos difundir nuestro arte. Queremos enseñar los diseños para que todo el mundo lo compre […] Quiero que el mundo se entere que estamos aquí, listos para demostrar nuestro trabajo”, comentó Elia, quien produce artesanía desde los 8 años gracias a las enseñanzas de su tía.

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Dolores y Marisol relataron que trabajan desde su niñez, y lograron vender sus productos consumibles con apoyo de diversas ONG y de la Municipalidad. Agradecieron a la empresa Consorcio por el viaje.

Rubén Baldeón invitó a la maestra Elia Vargas a poder compartir el canto que ellas realizan. Entre éstos, Vargas cantó lo que en castellano se traduce a “Guiador del Pío”; Yeni explica que el guiador concentra energía y siempre está feliz, solo dedican este canto a algunas personas. El siguiente canto que realizó fue “Palomita”, Yeni y Elia terminaron conmovidas por el buen recibimiento de los asistentes al escuchar sus cantos. “Las palomitas de donde vivo tienen cara seria, no se ríen, pero estas palomitas están alegres, contentos”, traduce Yeni.

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Por su parte el padre Ramirez señaló: “A veces nos dicen, ‘Ahh, es que son artesanas’, como si fueran arte de última categoría, pero eso no es así. El arte se divide en dos: el arte académico que estudias en la universidad, y el arte del pueblo, que aprendes en donde vives”.

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Como cierre de la actividad, el padre Ramírez presentó parte de la colección del Museo Etnográfico, el cual implementó el uso de inteligencia artificial que facilitará a los visitantes poder localizar a las diversas comunidades mediante el uso de una pantalla táctil, así como escuchar explicaciones de los nuevos objetos del museo en el idioma natal de las comunidades.


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