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cortesía: Oficina de Comunicación e Imagen Institucional-ministerio de cultura.

Declaran Patrimonio Cultural de la Nación a la obra musical del reconocido compositor Theodoro Valcárcel

Es uno de los compositores fundamentales de la música académica peruana del siglo XX, cuya obra se caracterizó por tender puentes entre la producción musical y la música popular tradicional de los pueblos originarios.

Publicado: 2025-01-27

El Ministerio de Cultura declaró Patrimonio Cultural de la Nación, en el ámbito de Obra de grandes maestros, sabios y creadores, a la Obra Musical del reconocido compositor puneño, José Theodoro Valcárcel Caballero, por su creativa adaptación del universo musical autóctono, en particular del sur andino, y también del amazónico, a la creación musical académica.

Valcárcel logró integrar tonalidades, ritmos, modos e incluso organología nativa en sus composiciones, impulsando la ampliación del lenguaje musical académico, introduciendo importantes innovaciones en el vocabulario armónico y rítmico, e impulsando la búsqueda de una mayor libertad formal en la composición. Así trascendió la impronta del indigenismo, preludiando de este modo la aparición del modernismo musical, lo que hace del conjunto de su obra musical una de más importantes e influyentes del siglo XX.

José Theodoro Valcárcel Caballero es uno de los compositores fundamentales de la música académica peruana del siglo XX, cuya obra se caracterizó por tender puentes entre esta producción musical y la música popular tradicional de los pueblos originarios, en particular del entorno del sur andino del que fue parte su región de origen, Puno.

Su producción musical, en sus inicios derivada, estilística y formalmente del romanticismo, se adscribe en contenidos a la corriente musical indigenista, pero superó los presupuestos de esta corriente, precediendo en algunos logros formales a la aparición del modernismo musical de la primera mitad del siglo XX.

Theodoro Valcárcel nació en Puno, el 23 de octubre de 1896, en el seno de una familia orientada en su mayor parte a la cultura y al arte; siendo un pianista y compositor precoz. Estudió a temprana edad con Luis Duncker Lavalle, quien recomendó que se formara en Europa.

Recibió, así, desde 1913, hasta alrededor de 1917, una formación musical académica en Italia y España, con maestros destacados como los italianos Vincenzo Appiani y Ferruccio Busoni y el musicólogo español Felipe Pedrell, promotor de la revaloración e integración del patrimonio musical popular en la música académica; Valcárcel se encontró de este modo con una formación adecuada para adaptar temas del acervo de música autóctona, en particular de la gran producción musical andina.

La búsqueda de un lenguaje musical propio le anima a seguir, de regreso al país, un periplo por el sur andino, entre su Puno natal, Cusco y Arequipa, así como a la sierra central, de donde pasaría a Chanchamayo, y las principales ciudades bolivianas, inspirándose en la creación musical de los sitios que recorría, y que serían su principal fuente de inspiración. Así, conoció a otros compositores que perseguían objetivos similares, en particular, Daniel Alomía Robles, quien le había precedido en los intentos de crear un lenguaje musical propio.

La producción musical de Theodoro Valcárcel, que nunca se detuvo a lo largo de los más de veinte años que siguieron a su experiencia europea, evolucionó desde los géneros de piezas cortas para piano, a obras de mayor envergadura para gran orquesta.

Premios entregados

También tuvo una importante presencia en las delegaciones culturales en las que el Perú participaba en eventos internacionales, y en las primeras instituciones públicas orientadas a la gestión cultural, gestadas en las décadas de 1920 y 1930. Así, Valcárcel representó al Perú en el Festival Iberoamericano de Sevilla de 1929, ganando reconocimiento por sus cualidades musicales y su conocimiento de la música popular andina. Se le concede así el título de Maestro Ad Honorem del Conservatorio Marshall en Barcelona, España. Al retornar al Perú en 1930, se le concede la Orden del Sol del Perú, otorgado por el presidente Augusto B. Leguía.

En un momento cumbre de su creatividad, al iniciar la década de 1940, le sobreviene la muerte a los 46 años, interrumpiendo multitud de proyectos, como parte de una obra que no había sido aún catalogada y que quedó dispersa en diversas fuentes. Diversos especialistas se dedicaron desde entonces a ordenar el conjunto de su obra, mucha de la cual había quedado inédita y dispersa.

La obra de Theodoro Valcárcel se puede clasificar en tres períodos. El primero es de corte más europeo y académico, que dura hasta 1917, consta mayormente de obras para piano, en particular colecciones de Preludios, con influencias del romanticismo europeo. Piezas de corte descriptivo como La marcha fúnebre de un Pierrot, o Góndola de media noche y canciones asociadas a la forma alemana del lied.

La segunda etapa, dura hasta inicios de la década de 1930. Está compuesta por obras inspiradas en la tradición popular, mayoritariamente andina, en su búsqueda por crear un lenguaje musical propio. De este tiempo son Ckori Kancha, La Ronda de las Colinas (1932), Fiestas Andinas y Estampas de la Cordillera, todas ellas escritas originalmente para piano. También adapta melodías de otros compositores, como el Himno al Sol recopilado por Daniel Alomía Robles hecho en dúo de piano y violoncelo y la adaptación de un tema del cusqueño Gonzales Gamarra, en su composición, Ritual y danza.

Un tercer período, considerado más experimental, inspirado en las corrientes de la música europea de entreguerras, profundiza en el uso de los tonos y modos propios de la música andina e incluso selvática, incluyendo el uso de instrumentos musicales nativos, como la tinya, el wankar, el toqoro y el pututo, en el ballet Suray Surita, en aras de consolidar un lenguaje musical propiamente peruano.

En la actualidad, su repertorio y obras siguen presentes. Este es el caso del disco Serie de maestro clásicos peruanos, Theodoro Valcárcel. El peregrino ante el Templo del Sol (2021), de la Orquesta Sinfónica Nacional del Perú, demostrando que su legado continúa vigente, habiendo sido uno de los compositores peruanos más destacados a nivel nacional e internacional. Por todo ello, se declara Patrimonio Cultural a su obra, mediante Resolución Viceministerial N.º 000029-2025-VMPCIC/MC, firmada por el viceministro de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales, Jamer Chávez.


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