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foto Por: Julio Zúñiga Pastor.

Pukllay 2025: una fiesta de color y conexión con el pasado

Gran fiesta cultural que reúne danza, música y tradición en Apurímac se realizó del 19 al 21 de marzo.

“Si me muero, quiero que me canten huainos en mi tierra Andahuaylas”.

José María Arguedas, escritor.

Publicado: 2025-03-24

Por: Julio Zúñiga Pastor.

Corresponsal Apurímac.

Yuyachiy

Amanece tranquila, pero durante el día, de a poco, se va tiñendo en color la ciudad de Andahuaylas, desde febrero hasta este 21 de marzo, en la que finalizó el evento. Es la edición XIX del Pukllay, “unión de los carnavales originarios de todo el Perú”. Es el festival cultural más grande del sur del país, porque dura más de un mes en sus diferentes etapas: urbano, rural, distrital, provincial, regional y nacional, incluso más grande que la propia Candelaria, que moviliza a 120 mil personas. Ni qué decir de la variedad, que abarca una geografía nacional, además de los invitados internacionales. Los nacionales no solo buscan llevarse al premio mayor, sino promocionarse a nivel mundial por las redes.

En esta edición, el Pukllay movilizó más de 150 mil ciudadanos de la provincia para participar como danzantes, músicos, cantantes, actores, fabricantes de trajes, peinadores, maquilladores, transportistas y demás profesiones indirectas, además del turismo generado. Se han consumido más de 200 mil platos típicos solo en almuerzos tanto locales como con los de los visitantes. Se ha reportado un movimiento económico por más de veinte millones para todos los sectores comerciales. Dinamizó los ingresos; desde la señora que vende emolientes en la esquina del estadio hasta la propia Backus que, acaparó el mercado de las cervezas y refrescos, además de ser auspiciador para los premios económicos de los concursantes del Pukllay.

foto Por: Julio Zúñiga Pastor.

¿Desde cuándo se festeja Pukllay?

Pukllay es un viejo concepto proveniente del quechua que quiere decir juego en tiempos de fertilidad de la tierra y la bonanza agrícola en las faldas de los Andes. La identidad y la esencia cultural es histórica y su existencia se podría rastrear hasta tiempos inmemoriales allá por el Horizonte Temprano, incluso hasta Caral, donde la civilización andina comenzó a florecer y con ello su identidad cultural manifestada en sus bailes, danzas, colores, coreografías y sus pasiones hechas trajes de mil colores como lo dijo el Tayta. El mismo Huamán Poma de Ayala afirmó que las celebraciones o pukllay se hacían en los meses de setiembre con la venia del propio Inca como agradecimiento por el inicio de los sembríos, así como por el agradecimiento a los apus.

Con la llegada del virreinato, la Iglesia Católica prohibió estás celebraciones por considerarlas idolatrías, pero en tiempos de carnaval permitió o al menos toleró, ya que el mismo concepto del carnaval es la “rebelión de la carne o la inversión del orden establecido”, en palabras del investigador Caro Baroja. Con ello, hasta nuestros días se ha sincretizado y en las zonas urbanas con mayor influencia europea que el andino, mientras que, en los rurales, la identidad con el pasado prehispánico es más fiel. Los rituales y las maneras de jugar o el pukllay son en honor a los dioses, apus y la misma Pachamama.

foto Por: Julio Zúñiga Pastor.

La organización del evento cultural en la ciudad de Andahuaylas, en proximidades al carnaval y con fondos económicos previstos desde el gobierno local, aparecen con la gestión del legendario antropólogo Isaac Vivanco Tarco allá por el 2003. Este ‘loco’, ‘excéntrico’ y crítico acérrimo de Michael Jackson, maquinó la idea de reunir en un solo lugar las diversas manifestaciones culturales ligadas a la danza, baile, canto y carnaval del hombre andino. Desde los años 70 del siglo pasado, el cantautor Vivanco había estado buscando viabilizar el proyecto presentándolos en diversas instituciones tanto privadas como públicas. Todas les dijeron que no, hasta que llegó a la alcaldía de Andahuaylas, por primera vez en su historia, un hombre de las alturas; quechua hablante y al que sus adversarios le llamaron, indio, inepto, burro y demás calificativos a Julio Huaraca. Por el apellido, quizás un descendiente directo de los históricos fundadores de las chancas, como lo fue Astu Huaraca; este alcalde campesino aprobó los fondos para que Isaac Vivanco desarrollara la convocatoria por los cuatro vientos del Tahuantinsuyo, como se concibió inicialmente. Además, señaló el mismo Vivanco Tarco, pretendía que la responsabilidad cayera no solo en la Municipalidad de Andahuaylas, sino sobre varias instituciones públicas de la ciudad: Subregión, Agricultura, Hospital, entre otros, que asumieran los costos.

Isaac Vivanco, conocido además de impulsor y fundador del Pukllay como “el padre de los carnavales” lamentablemente murió en 2011 a sus 57 años en un accidente de tránsito en Izcuchaca-Huancavelica, cuando venía gestionando e investigando otro evento similar a la de Andahuaylas, pero en Huancavelica. Él consideró que dar ventana y difusión a las identidades culturales de los pueblos originarios era necesario e importante, porque con la llegada de la tecnología y medios de comunicación masivos se estaba perdiendo la esencia.

Actualidad

Isaac Vivanco se fue, al igual que Arguedas, los dos hombres que mejor han promocionado y difundido artes originarias del Perú, pero el Pukllay sigue vivo. Ni siquiera la pandemia lo frenó, porque los pueblos han seguido celebrando en sus localidades, y el alcalde de turno intentó hacer una versión virtual que los posteriores no la consideraron como tal. El actual alcalde, Abel Serna Herrera, convocó a más de 100 comparsas tan solo para el lanzamiento del evento el último 28 de febrero. El pasacalle contó con la presencia de 143 delegaciones que mostraron su arte en un desfile de más de 14 cuadras extenuantes en la ciudad de Andahuaylas. Desde las remotas provincias cajamarquinas hasta la Ciudad Heroica de Tacna, enviaron sus delegaciones para el Pukllay 2025.

Madre de Dios, Puno, Ayacucho, La Libertad, entre otras regiones potentes en cultura de danzas y carnaval llegaron a la tierra de Arguedas, en viajes de hasta tres días, como de los de Cajamarca para mostrar ante unas avenidas repletas de gente e instituciones que no dejaban de servir chica de jora y refrescos a los danzantes cansados y agotados. Muchos, como los de la selva, han sufrido desmayos en las largas avenidas y en el estadio de Kunkataka. Ya van dos años que no se puede usar el estadio principal de la ciudad para el evento central porque el equipo andahuaylino Los Chankas CyC ascendió a la primera división y el estadio se convirtió en uso exclusivo para la Liga 1. Kunkataka, esta vez, se han cubierto de color por los danzantes trajeados, pero también un lodazal por la lluvia y la cantidad brutal de transeúntes danzantes que la zapatearon hasta el último pasto.

En el evento central concursaron 48 comparsas, el resto, invitados y ganadores de las categorías provincial, distrital y similares. Concursaron en dos categorías: regional y nacional. Los regionales se llevaron tres premios que juntos ascienden a 24 mil soles, además de las tinyas de oro, plata y bronce, mientras que los nacionales lucharon por cinco premios que ascienden más de 50 mil soles. Los tres primeros de la nacional también se llevaron las tinyas de oro, plata y bronce, respectivamente.

foto Por: Julio Zúñiga Pastor.

Color

No se ve en ninguna otra parte del país el despliegue de tantos colores en un solo lugar y con los originales de cada región. El traje es el vehículo de este color, lo que Arguedas llamó los mil colores de la quinua. Uno de los elementos que ha logrado sobrevivir a las prohibiciones de la colonia y a la extirpación de idolatrías del padre Francisco de Ávila es el vestuario de los pueblos, en donde todavía se puede rememorar el esplendor del incanato. Hoy se sabe que los antiguos peruanos fueron los primeros en desarrollar las 32 formas de costura y tejido que se conocen.

No hay civilización que supere el desarrollo de la textilería a los pueblos de los Andes, y quizás por ese alto nivel de sofisticación logró llegar hasta nosotros los pallay, tocapus, mantos, uncus, anacos, entre otros elementos que cargan el color de los Andes en el cuerpo del hombre andino.

El mejor escenario para poder ver este logro fue y es el Pukllay. La identidad y la diferencia entre tantos pueblos del Perú se ven en los trajes y vestuarios con los que llegan a danzar en las calles de Andahuaylas. Allí, en el vestuario, radican los verdaderos elementos de la identidad cultural y la cultura viva. El color, desde tonos tierra, Ccarasacos de Huarataca, Viajeros de Quinua; mientras los de Pataccocha, Sacclaya, Cupisa, Huinchos, Huancabamba, todos patrimonios de la nación, desbordan tonos verdes y amarillos, los urbanos, que desfilan colores uniformes inspirados en los celajes que se ven por las tardes en Andahuaylas. En los nacionales los colores se multiplican hasta miles.

Plantas

Otro elemento que se integra como parte del hombre andino son las plantas y los frutos de toda clase. Desde simples flores, hasta rebuscadas frutas, que se cuelgan en los sillhuis. Las mujeres llevan flores en los sombreros, en sus cabellos y otras en sus blusas o faldas. Los varones llevan frutos como paltas, limas, choclos, papa, entre otros en sus cuellos o cintura. Es el reflejo de los cultivos y la producción agrícola. Los traen como símbolo de agradecimiento a la Pachamama por haber dado buenas cosechas. Esto es un símbolo cultural de identidad y es una práctica que se remonta hasta los antepasados incas y chancas.

Las plantas, además, están en los vestuarios bordados o tejidos; diseñados o simbolizados en figuras geométricas que se ven en el pallay. Las chaquetas, chompas, chalinas, chumpis y sobre todo las llikllas están decoradas con motivos florales y de cultivos. Asimismo, los árboles en las yunzas o mallquis que se plantaron en medio del estadio de Kunkataka.

Animales

En las cabezas o formando parte de la indumentaria están las pieles de animales salvajes o domésticos, pero están presentes en el Pukllay. También traen vivas, monos, águilas, vizcachas, pumas, perdices y otros animales como parte integrante de algunas comparsas. No se traen todos los años ni en todas las comparsas animales vivos, pero viene lo uno o lo otro y desfilan entre los danzantes y se roban el show donde a los fotógrafos y camarógrafos les faltan manos y ojos.

Para el hombre andino, muchos de los animales forman parte de la espiritualidad como cría doméstica de los apus y traen bendiciones o beneficios. Asimismo, demuestra una relación de convivencia y respeto a la naturaleza. El hombre andino, culturalmente vivo, no caza a los animales por placer, sino por relación de respeto y protección de los ganados en caso de cazadores como el puma.

El carnaval, ese desorden contra el orden y las reglas sociales permitidas en estas fechas. Una locura, pero con el tiempo una evolución que definió unas características particulares que lo vuelven costumbres compartidas de las comunidades y pueblos que se han convertido en a la identidad con los suyos, nuestros y de todos, eso y más es el Pukllay.

Por otro lado, las celebraciones en Andahuaylas no acaban con el Pukllay, sino que se viene este año el Bicentenario de la ciudad el 21 de junio y se está preparando una serie de actividades culturales.

foto Por: Julio Zúñiga Pastor.

Lista de ganadores:

Ganadores categoría nacional:

Primer lugar:

Comparsa San Miguel Arcángel, de Ayacucho, quien se hizo acreedor de la Tinya de Oro y la suma de S/.15,000 Nuevos Soles.

Segundo lugar:

Centro Cultural Brisas de Tambraico, Centro Poblado de Jatumpata, Huancavelica, quien se hizo acreedor de la Tinya de Plata y la suma de S/. 12,000 nuevos Soles.

Tercer lugar:

Centro de Difusión Folklórica Llaqtaymanta Wiñaypaq, de Cusco, quien se hizo acreedor de la Tinya de Bronce y la suma de S/. 10,000 nuevos Soles.

Cuarto lugar:

Centro Cultural Amazónico Tukuy Yawar, de Madre de Dios, quien se hizo acreedor de la suma de S/. 8,000 nuevos Soles.

Quinto lugar:

Centro Folklórico Los Auténticos Viajeros de Quinua, de Ayacucho, quienes se hicieron acreedores de la suma de S/. 6,000 nuevos Soles.

Ganadores categoría regional:

Primer lugar:

Qashwa Tupay de Tambobamba, provincia de Cotabambas, quien se hizo acreedor de la Tinya de Oro y la suma de S/.10,000 Nuevos Soles.

Segundo lugar:

Agrupación Folklórica Auquiato de Pampamarca, provincia de Aymaraes, quien se hizo acreedor de la Tinya de Plata y la suma de S/. 8,000 nuevos Soles.

Tercer lugar:

Centro Cultural Santa Rosa de Lima, de Chuquibambilla, provincia de Grau, quien se hizo acreedor de la Tinya de Bronce y la suma de S/. 6,000 nuevos Soles.


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