Por: Nicole Ponce Lupu

En esta oportunidad la sala de Ekumen se ha transformado en un ambiente que cuestiona el límite de los objetos. Los significados y la experiencia cultural que ata a los objetos a nuestra realidad han sufrido una mutación y una síntesis de valores. Es así que Sebastian Guerrero, a través de su obra, nos ha adentrado a un plano que, como menciona Jose Salazar curador de la muestra, se relaciona con hiperstición, donde las ficciones se convierten en la realidad legítima del espacio.

“Cada obra crea su propio universo, puedes meterte de lleno a la ficción de cada obra. La exposición de por sí es otro mundo, entonces queríamos que este mundo tenga su propio lenguaje, por eso el título es completamente ilegible, intraducible, impronunciable. No tiene un significado como tal. Buscó en esta audiencia, que la gente se sienta tranquila con el no entender.”- Comentó Guerrero.

Las obras expuestas se componen de símbolos y narrativas, donde el juego de significados es una constante dentro del espacio. Identidad y ajenidad, exclusividad y común, imaginación infantil y realidad, son algunas de las anteposiciones que se pueden encontrar dentro del espacio.

Al entrar a la sala, lo primero que capta el ojo, es el espacio intervenido por grass sintético que marca una serie de caminos. Estos no se limitan al suelo, sino que suben por las paredes, las escaleras y salen hacia el patio interior, perdiendo el sentido tradicional del objeto pero que bajo la mirada de Guerrero, este nos transporta a un camino de sueños y fe de un equipo ficticio que busca la victoria.

“Algunas de las obras las había estado trabajando durante años, nunca habían visto la luz. Y según yo muchas de ellas ya estaban listas, pero con ayuda de Jose y Josefina, en general, el equipo de Ekumen, estas obras terminaron de parir a su forma final”

Según palabras de Guerrero, el concepto para esta exposición, surge tanto del trabajo continuo con Ekumen como a partir del comentario de un docente durante su etapa formativa, quien mencionó que uno de los problemas principales de las exposiciones contemporáneas es la falta de conexión por parte del público que no suelen entender los referentes de lxs artistas.

“Busqué llegar a esa conexión con el público trabajando en dimensiones domésticas con materiales que la gente conoce. Nada hipercomplejo que haga que la gente termine rascándose la cabeza.”

Gomitas hechas a base de Inka Kola, juguetes y objetos orgánicos envueltos en bolsitas ziploc, junto a narrativas ficticias y personales del artista, referentes del imaginario colectivo como los bothers -pitucos- y seres míticos como el Chullachaqui son parte de un diálogo que busca crear una respuesta en el público, una conexión, un recuerdo, una memoria o una narrativa imaginaria.

Sobre el artista

Sebastian Guerrero es un joven artista peruano, que acaba de regresar a Perú tras una temporada de estudios fuera del país. Actualmente se encuentra realizando muestras en galerías de las escena contemporánea peruana.

“Estoy más que contento en general, de conocer gente nueva. Vine con expectativas medio raras, porque vengo de no conocer a nadie en Lima, no tener audiencia, por así decirlo, y estoy conociendo mucha gente muy rápido. Entonces, estoy muy optimista y emocionado en general por todo lo que voy a hacer después”